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El Partido Popular de Andalucía tiene un año complicado por delante, según informaciones de ayer esperan elegir al candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía durante el próximo 2013. Es curioso como después de ganar las elecciones en Andalucía, como después de estar gobernando en todas las capitales de provincia y en muchas diputaciones el PP de Andalucía esté pasando una travesía por el desierto. Y esta travesía por el desierto tiene su origen en la mala gestión realizada por Javier Arenas en relación a la estructura del Partido, a como se ha gestionado, y se gestiona, la presencia del Partido en la Sociedad andaluza. Da la sensación de que el PP ha ganado en Andalucía por inercia, por ser la única alternativa posible al socialismo, a la izquierda, pero no porque de verdad haya convencido a los ciudadanos. Muchos de los actuales dirigentes populares no saben hacer otra cosa que dedicarse a la política, no saben lo que es estar cerca de los ciudadanos normales, de la gente de a pie, sobre todo porque se han encerrado en la casta, en su burbuja de políticos, haciendo del Partido su vida y relacionándose solo con otros políticos y distintos miembros del Sistema, que al final siempre son los mismos. Además, muchas de estos dirigentes del PP en Andalucía, como solo se han dedicado a la política (y no saben hacer otra cosa), han de congraciarse con la dirección del Partido, para que los sigan manteniendo en las listas correspondiente o en cargos de libre designación (asesores, gerentes de empresas públicas y demás…), con lo que el debate interno, el debate de ideas, es nulo, no existe, por miedo a quedar marcado si no estás de acuerdo con la línea oficialista. Por eso mientras sigan así, poco va a conseguir el PP de Andalucía, mucha gente sólo los votará por inercia, porque no hay otra opción, no por convicción. Muchos estarán pensando que esto ocurre en todos los partidos políticos, pero yo critico al Partido Popular, porque los conozco, porque los he votado siempre y porque en el fondo me importan, aunque tengo poca esperanza en que cambien, porque la casta es la casta.