Hace poco menos de dos meses que, después de postergarlo durante bastante tiempo, me hice con una PlayStation 4, primer modelo con disco duro de 500Gb, de segunda mano puesto que no tenía la menor intención de invertir más de lo necesario en la que posiblemente, a tenor de cómo marcha la industria, será mi última consola actual. Una máquina que, además, llevo ya varios días sin encender mientras aguardo a que llegue el próximo día 8 de agosto, momento en el que me haré con el próximo juego...
Mentiría si afirmase que no he disfrutado lo poco que tengo pero lo cierto es que ni de lejos lo que siento al jugar es lo mismo que con máquinas más antiguas como la Dreamcast que estoy utilizando en estos momentos o la Saturn, la cual espero adquirir de nuevo pronto para sustituir a la que ya tengo, que por desgracia no da para más y que a buen seguro me va a dar mucha diversión aunque también hay que decir que, obviamente, tampoco yo soy el mismo de aquellos años...
Sin embargo, sabía muy bien lo que hacía cuando me hice con la PlayStation 4. No fue una compra a ciegas, pues los juegos que tengo y que espero tener son los que quería desde un principio. Esto no significa que pueda entrar alguno más y de hecho lo hizo, pero con un resultado nefasto y en consecuencia dicho invitado, que no permaneció en la fiesta más de un cuarto de hora, fue borrado y vendido al día siguiente. Hoy por hoy no existe ningún otro juego del catálogo que me interese y es por ello que he tardado tanto en tener la consola. Y por si alguien lo menciona diré que jugar en PC me interesa todavía menos por, entre otras, la misma razón.
Llegará un momento en el que nada de lo actual me llame la atención y entonces, ¿qué? ¿Serán los videojuegos una afición a abandonar? Por supuesto que no. Por fortuna es posible volver atrás y disfrutar, sea o no en las mismas condiciones, de todo aquello que en su época ya nos hizo vibrar y, también, de probar alguna que otra cosa que se nos pasara. Lo "retro" nos permite a muchos seguir dentro de un mundo, el de los videojuegos, que nos ha dado ya demasiados motivos para dejarlo, pero somos tercos y a la vez tenaces, y de una forma u otra seguimos adelante. También somos guardianes custodios de un material y una historia que ahora los más jóvenes comienzan a conocer y, en ocasiones, a admirar.
Ahora echo la vista atrás y, al igual que con cosas como la desaparición de los salones recreativos o la existencia de los emuladores, si me hubieran dicho hace dos décadas que un día me plantearía continuar ligado a una afición que lleva conmigo casi toda mi vida, no lo hubiera creído. Pero los tiempos cambian y con ellos todo lo que conocemos. Algunas cosas para bien, y otras para mal. No obstante, confío en que la PlaySation 4 aún me dará grandes momentos que guardaré en la memoria como un tesoro. La última de un largo linaje que parece estar próximo a su final todavía tiene que dejar su huella...