El cangrejo herradura (Limulus polyphemus) es uno de los seres vivos más antiguos que existen. Una extraña criatura que parece salida de la película "Alien", capaz de soportar hasta un año sin alimentarse y de resistir temperaturas y salinidades extremas. Un fósil viviente que habita nuestro planeta desde hace 445 millones de años antes incluso que los dinosaurios.
Pero ahora su número se encuentra en recesión de una forma lenta pero constante debido al cambio climático, la sobrepesca por parte de grupos que los venden disecados o como carnada y las capturas para las farmacéuticas. Y es que su cotizada sangre azul tiene numerosos usos médicos y es utilizada para salvar innumerables vidas humanas.
A diferencia de los seres humanos, los cangrejos de herradura no tienen hemoglobina en la sangre, sino que utilizan la hemocianina para transportar oxígeno. Y es debido a la presencia de cobre en la hemocianina y no de hierro, que la sangre adquiere el peculiar color azul.
Es tan importantes esta sangre azul que probablemente le debas la vida a los cangrejos de herradura. Y no es una exageración ya que el LAL (lisado de amebocitos de Limulus) extracto acuoso de amebocitos del cangrejo herradura se utiliza con frecuencia en pruebas para detectar las endotoxinas bacterianas en numerosos productos farmacéuticos. Además de ser una forma sencilla, barata y segura para detectar impurezas es una herramienta importante en el desarrollo de nuevos antibióticos y vacunas.
La sangre del cangrejo herradura no sólo se ha convertido en una poderosa "arma médica", también es un gran negocio. En el mercado mundial, un litro de sangre de este cangrejo tiene un precio aproximado de 15.000 dólares. Una industria que genera unos 50 millones de dólares al año en EE.UU. Pero eso palidece en comparación con su valor para la industria farmacéutica.Para obtener el compuesto LAL, se requiere la sangre de alrededor de 500.000 cangrejos al año, a los que se les extrae alrededor de 100 mililitros perforando el pericardio de su primitivo corazón. Durante la extracción y, aunque el proceso pueda parecer traumático, sólo hay un 15% de mortalidad de los cangrejos; los demás son devueltos al agua.