Mira, se muy bien de lo que hablo, me susurraba casi al oido, mientras mi curiosidad se iba haciendo cada vez más grande.
Te voy a contar una vieja historia que me contaron.
Erase una mujer muy bella, de pelo negro como el azabache y piel morena. Sus rasgos se asemejaban a las mujeres andaluzas aunque por parte de padre y de madre tenia raices castellanas. Nació y se crió en un pueblo pequeño de las montañas de Palencia. Su vida transcurria con sencillez y sin mayores sobresaltos pues sus necesidades más perentorias estaban cubiertas, ya que sus padres, aunque humildes, tenian un negocio familiar del que vivian holgadamente.
Ella se jactaba de su belleza y hacia tiempo que habia sucumbido a la vanidad sin ningun reparo por su parte. Tal era el grado de su tonteria, que causaba risas maliciosas entre sus amigos y conocidos. Es verdad que la mayoria de las veces solia tratarse de las féminas del lugar que envidiaban su éxito con los mozos del pueblo. Pero su comportamiento era tan altanero y orgulloso que en cada acto manifestaba su necia vanidad. Este tipo de personas suelen debilitar al debil e irritar a los hombres independientes poniendo barreras en el entendimiento de las relaciones humanas.
Su egolatria era tan intensa que jamas reparaba en nada ni en nadie que no fuera ella misma. Producto de su narcisismo era su mania en hablar de ella siempre hasta rayar en lo ridiculo con sus ínfulas de grandeza.
Su pedanteria se hacia notoria a la hora de elegir pretendiente dado el número elevado de ellos.
Un dia elegia a uno, y al dia siguiente le despreciaba con insistencia sabiendo que podia seguir eligiendo.
Asi el corazón de un joven de mirada inquieta y soñadora se vió eclipsado por su capacidad de seducción. Y ella se sintió atraida por él al instante. Comenzó el guapo mozo a pretenderla con nobles artes hasta conseguir su amor. Y si, al principio hizo realidad su sueño, pero no tardo mucho en darse cuenta de su error.
Las personas enfermas de vanidad les cuesta mucho querer de verdad porque solo se quieren a si mismas.
Un dia el joven enamorado terminó rompiendo su fotografia al mismo tiempo que se le rompia el corazón.
Pasado el tiempo, ella se casó con el rico del pueblo, porque seguia pensando que podia seguir eligiendo...
Él, nunca se repuso. Es más, la sigue amando en silencio. Es como si la hubiera idealizado para siempre.
Hace poco depués de muchos años la ha vuelto a ver. No es la misma. Su belleza se ha marchitado como las cosas efimeras de la vida.
¿ Se habrá desencantado después de su encuentro?
-Sonrío divertida ante la pregunta del señor Jacinto. Quien sabe...el corazón humano es misterioso.