La venda

Publicado el 01 diciembre 2018 por Aidadelpozo

A tientas palpé su cuerpo. Con una venda en los ojos sentía que su piel era más suave, mis manos más ávidas, que mi sentido del olfato se agudizaba y mi cuerpo era más receptivo.
Lo que en principio me pareció una estupidez, al cabo de un rato me excitó sobremanera.
Allí, desnuda ante él, todo se magnificó, a ciegas.
Recorrí despacio su cuerpo. Tumbado y sin pronunciar una sola palabra, lo hallaron mis manos en el silencio de una habitación que ya olía a sexo apenas habíamos comenzado.
Minutos antes me había dejado a oscuras tras ponerme la venda en los ojos. Me advirtió de las reglas. Una sola. No debía quitarme la venda antes de acabar y solo lo haría cuando me lo indicase . "Soy todo tuyo. Hazme lo que quieras. Pide lo que desees.Te complaceré en todo".
Y así fue. Dos horas, tal vez más. Mío.
Acaricié, olí, besé, lamí, succioné, mordí, arañé. Sintió.
Y luego, llegó mi turno: "Acaricia, huele, besa, lame, succiona, muerde, araña, penetra...". Sentí.
En la más profunda oscuridad.
La nada y todo.
Magia.
Al cabo de unos minutos, habló.
"Puedes quitarte la venda".
Y allí estaba él. Sentado confortablemente en un sillón orejero, con un cigarrillo en la mano que encendió mientras contemplaba mi cara de asombro.
A su lado, un completo desconocido, desnudo y con gesto cómplice.
-Pero...-acerté a decir, aún confundida.
-Me toca -añadió tras levantarse del sillón y acercarse a la cama- Y ahora, tú decides de nuevo . Yo solo o ambos.
-Acércate -invité al desconocido.
Y esta vez, todas las luces nos alumbraron.