Aunque próxima al caos, por no
agradar al mercado,
Lejos estás de la tierra que tu
cuna fue.
Lo que con el alma buscaste y
creíste encontrar
Hoy lo desechas peor que
chatarra valorado.
Desnuda en la picota del deudor,
sufre una nación
A la que dar las gracias era antaño
lo más natural.
País condenado a ser pobre,
Cuya riqueza adorna cuidados
museos: botín por ti vigilado.
Los que invadieron con armas esa
tierra bendita de islas
Llevaban, con su uniforme, a
Hölderlin en la mochila.
País tolerado ya apenas, a cuyos
coroneles
Toleraste un día en calidad de
aliados.
País sin ley al que el poder,
que siempre tiene razón,
Aprieta el cinturón más y más.
Desafiándote viste de negro
Antígona
Y en el país entero hoy lleva
luto el pueblo cuyo huésped eras.
Pero, fuera de ese país, el
cortejo de parientes de Creso
Ha acumulado en tus cámaras
cuanto brillaba dorado.
¡Bebe de una vez, bebe! Grita la
clac de los comisarios,
Pero airado te devuelve Sócrates
su copa a rebosar.
Maldecirán los dioses a coro lo
que te pertenece,
Pero sin tu permiso no se podrá
expropiar el Olimpo.
Sin ese país, te marchitarás,
Europa,
Privada del espíritu que un día
te concibió.
(Traducción de Miguel Sáenz)