Revista Literatura

La victoria de unos tipos normales alegra la casa del pobre

Publicado el 02 julio 2012 por Gasolinero

Dada la debilidad de quien esto escribe por el acceso a los jardines y dejándose llevar por el momento deportivo, mimetizándose con el paisaje y siguiendo a pies juntillas el aserto de aquel paladín de los cines de verano, «be water my friend» a la sazón,  uno se propone acceder a una floresta neoclásica e ignota: la Eurocopa.

Confieso mi poca afición futbolística (y deportiva en general) me aburren las retransmisiones, es raro que vea un partido entero sin cambiar de canal al menos doce o catorce veces. Me apabulla la dialéctica y la épica de los cronistas deportivos. Debido a las tareas de El Diario Fénix he seguido todos los partidos de España de esta competición que ha ganado. Desde el desconocimiento, sin encomendarme a dios ni al diablo y con miedo a pisar alguna mina anti-bocazas, hablemos de la selección.

Lo primero y más destacable ha sido la falta de ese sentimiento trágico que siempreLa victoria de unos tipos normales alegra la casa del pobre ha rodeado a la escuadra española. Recuerdo otras promociones del equipo nacional formadas por futbolistas de grandes nombres y escasos resultados. Siempre por el suelo, soplando y con cara de perdedores; delanteros con el tarro de las esencias tapado con más candados que el de Curro Romero. Conspiraciones universales para que España no pasase de octavos de final ni en los entrenamientos, protagonizadas por aviesos trencillas seguramente untados por nuestros contrarios.

Recuerdo la Eurocopa de 1984, como epítome de nuestra mala suerte congénita, de ese sentimiento noventayochista y de nuestra soledad ante el mundo. Y no digo nada de España ’82, aquel mundial que se celebró, por lo visto, en nuestro país. Hasta hace poco se ha puesto sistemáticamente por televisión (en un guiño a La Naranja Mecánica de Burgess o de Kubrick) el gol de Marcelino a la Rusia Soviética de Yashin, «la araña negra», como mejor resultado.

Ahora ves a unos tipos normales, con los que no se sufre, que juegan con facilidad y que se nota que se divierten y nos divierten. Jóvenes con talento, alejados de las guarrerías de sus antecesores, que no protestan al árbitro, no se tiran, en definitiva, que juegan limpio.

Los dirige un tipo normal, soso y bigotudo; con cara de buena persona, grande y humilde en la victoria y que seguramente será más grande aún en la derrota, cuando llegue, si lo hace alguna vez. Un hombre denostado por los “del siete” futbolero: cobarde, mezquino, soso y miles de etcéteras, pero que es el entrenador con mejor palmarés de la historia.

Nunca me han llamado la atención los “chicos malos”, es facilísimo serlo, cualquiera puede escupir por el colmillo. Me embarga más la deportividad y el juego limpio, me parece más edificante y sobre todo difícil. Fue espectacular que Del Bosque, tras ganar a Portugal, lo primero que hizo fue ir a estrechar la mano del entrenador luso. Iker Casillas, obvió el abrazo de todos sus compañeros tras acabar el partido de ayer por ir a consolar a su némesis, Buffon. Reconfortaba, al menos a un servidor, ver el campo en la celebración como una guardería, como un parque una mañana de domingo. Son tipo normales sin egos descontrolados, ni palabras y gestos ampulosos, propios de los mediocres.

Ayer la selección ganó la Eurocopa, jugando bien, sin sufrir y deportivamente. Solo es un juego, pero la gente tiene derecho a celebrarlo. Quienes así lo hacen, a pesar de los oráculos que se encargan de recordarlo, son conscientes de la situación del país, fundamentalmente porque son ellos quienes la pagan. Creo, modestamente, que si no hubiésemos ganado ayer, el nivel educativo del país sería el mismo, la prima de riesgo estaría dónde está y el paro seguiría inexorable; no se puede contraponer, cuando perdíamos tampoco ganábamos las olimpiadas matemáticas.

Dejad que, al menos, el fútbol alegre por una noche la casa del pobre… que mañana ayunaremos.

http://www.youtube.com/watch?v=Tgcc5V9Hu3g


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