"Madre e hijo", Gustav Klimt
¡Qué hecho reluciente,
cada vida que emana!
Trocar de ambiente
y aún sin ser depositado
tener la certeza de ser amado.
Un único vuelo singular,
que del vientre a los brazos
diseña el reto de poder mamar.
Temerosa expulsión que una vez
conseguida ¡Provee la vida!
Milagro cotidiano, recurrente
que a pesar del agobio
como un hecho sabio
repite y repite la gente.
Más tarde el conjuro
Y la súplica sumisa
Guarnece en comunión
Buscando la premisa
Para que la vida siga