Revista Talentos

La vida del pez globo

Publicado el 16 enero 2010 por Irenemalara
La vida del pez globo

Nosotros, los Pez Globo, somos una raza muy común entre los humanos. Diferimos de los Pez Globo normales pues nosotros no nos inflamos ante el peligro sino con una buena dosis de carbohidratos. La condición de Pez Globo humano, que se extiende más entre el sector femenino de la población, se caracteriza, a modo de ejemplo, por desinflarse unos cinco kilos y luego inflarse otros diez. El proceso de inflación es lento. Entre los meses de abril hasta noviembre (en el hemisferio sur) el Pez Globo hace su invernación dietética para prepararse para la época de caza del verano. Durante estos meses de invernación, el Pez Globo se tapa de pies a cabeza, usando predominantemente el color negro que disimula más los kilos, así es muy común que el resto de la gente confunda al Pez Globo con un fanático del metal. El color de esta especie varía en cada individuo. Durante este tiempo es muy fácil que el color de su piel cambie constantemente entre el azul, por tomar dos litros de agua por día, y entre el rojo, por los cinco litros de té rojo que suele beber, o verde si se trata del té verde. El Pez Globo desconfía de otros peces más estirados y finos, especialmente cuando son de su mismo sexo y su slogan de vida es "Como mucho pero no engordo". Su carácter puede ser más agrio de lo normal debido a la cantidad de yogur light o de lechuga que suele ingerir durante su invernación. El Pez Globo hace un búsqueda exhaustiva de todas las dietas posibles. Muchos ya han probado la dieta de Atkin, la del Café, la de la Luna, la del Astronauta y les puedo asegurar que, en cuanto lancen las dietas de Marte y la del Marciano, el Pez Globo no tardará en adherirse a esa revolución dietética. Durante el Invierno, suele volverse bastante intelectual ya que esta especie tiene la regla de que por cada cinco kilos hay que leer un libro para contrarrestar el efecto. De esa manera, disfrazan su complejo de fealdad por un aura de intelectualidad. Una vez llegado el período de más calor, el Pez Globo se deshace de su vestimenta y examina los resultados de su invernación. Si estos resultados son los deseados veremos a unos cuantos estirados en la playa. Pero este pececillo incomprensible no tarda mucho en volver a hincharse de nuevo por varias razones: la primera es que una de las consecuencias de la invernación dietética es un incremento en las ansias insalvables por consumir azúcares y harinas y eso hace que el pobre pez comience a comer de nuevo compulsivamente. Otra razón puede deberse a que el Pez Globo es bastante orgulloso y muy pocas veces admitirá que está haciendo dieta por lo que preferirá comerse una torta entera de chocolate para demostrar que no necesita hacer una dieta para adelgazar y que no tiene ningún complejo por su cuerpo. Si los psicólogos comenzaran a estudiar a estos curiosos animalitos, se harían millonarios.


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