Revista Diario

La vida es un baile

Publicado el 18 agosto 2011 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Siempre me ha gustado bailar, y aprovecho la más mínima ocasión para hacerlo. Mis bailes actuales lejos de discurrir en los lugares de antańo, bares y locales llenos de gente, lo hacen ahora en la intimidad de mi casa, y en los momentos más dispares, porque cualquier instante es el adecuado para dejarse seducir por esa música que sin quererlo, pero sin poder evitarlo, te hace comenzar a moverte siguiendo su ritmo, mientras te empapas de ella, y se apodera de todo tu cuerpo para convertiros en una sola, para cerrar los ojos y sumergirte en sus notas, para imaginarte donde quieras estar, para desperezarte, hacerte vibrar y sentirte más viva que nunca.
Si “la vida es un tango”, como escuché decir alguna vez, en mi caso mi vida, al igual que con las canciones, discurre entre baile y baile, según el día, dependiendo del momento, al ritmo también que marquen a cada instante los latidos de mi corazón.
Para el amor le reservo mi tango más apasionado, a media luz, sin público, con paso firme y la seguridad de que no podrías estar en mejores manos, de que esa respiración que sientes es casi la tuya. El salón está en penumbra, mientras una luz nos ilumina siguiendo cada uno de nuestros pasos, en un baile que ojalá perdurara para siempre.
De pronto el escenario varía, las luces se encienden y la gente se arremolina mientras en ritmo de la salsa lo invade todo. Allá a lo lejos alguien parece dispuesto a sacarme a bailar, y es el momento perfecto, así que mientras extiendo mis brazos mis caderas se van moviendo acá y allá, esperando el momento adecuado para escapar. De pronto, en una de las piruetas mi mano se desprende y desaparezco entre la multitud; no hay como saber decir adiós con un buen ritmo y de un modo elegante a todos quienes no quieres que formen parte de tu pista de baile.
Pero de pronto suena el ritmo del pasodoble, se encienden las luces de la verbena, llegan los amigos, la familia, como siempre, como antańo, y la tarde sigue discurriendo entre baile y baile, cambiando de pareja, entre risas, cantando, girando…
La vida nos ofrece a diario el mejor de los escenarios para ejecutar nuestros bailes, y pone a nuestra disposición una enorme variedad de estilos musicales y de personas con las que practicarlos. El secreto está en saber elegir bien cuál será nuestra pareja, quiénes se encontrarán entre el público, los que compartirán espacio con nosotros, y una vez hecho esto, lanzarnos a la pista y disfrutarlo, como sabemos hacerlo, poco a poco, a sorbitos, sin que nada ni nadie se nos escape, con toda la intensidad que podamos.
Gracias a todos quienes leáis esta Hogarada por convertiros, aunque solamente haya sido por un instante, en mis compańeros de baile.

 

La vida es un baile


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