A todos nos ha pasado alguna vez. Estoy seguro. Porque a ver, estoy seguro de que a quien más, quien menos, le han enviado a trabajar a tomar por... Bueno, lejos. A, pongamos, Inglaterra. Venga, estadísticamente, estoy convencido de que a tres de cada diez les ha pasado.
A mi me ha pasado. A Xavi le ha pasado... Y no quiero decir más nombres, que ya sabemos como es la gente, que a poquito, ya cree que es el ombligo del mundo, y aquí, para ombligo del mundo... el mío.
Bueno, a lo que iba. Te mandan a currar lejos. A un sitio en el que no conoces a nadie. Hablan raro. Porque raro, hablan los tíos. No se les entiende nada. Aquí mucha escuela, aunque no cierre haciendo suspensión de pagos dejando a todos los alumnos tirados en la calle. Mucha escuela, pero cuando llegas allí, te das cuenta que ellos no hablan así. Se comen las palabras. No usan los pronombres personales. De lo que te han enseñado, nada de nada. Mucha gramática pero, lo que es comunicarse, suspendidos... Pero claro, nosotros tampoco decimos un "Hola, ¿cómo estás tú?"... En todo caso, decimos, "Passssssa tío"... No nos podemos quejar.
Duro.
Allí, como mandan los cánones y le pasa a cualquier hijo de vecino, pues tuve la oportunidad de estrechar relaciones con más de uno…. Claro, no voy a decirte aquí, ahora, en público, que a más de una… Jodeeeeer, que soy un tío fiel… Qué país macho… Aquí, a la que te descuidas, ya te plantan un affaire (¿se dice así?) y acabas saliendo en la Noria sentado ante seis tíos que te despellejan ante un millón de españoles cultos.
La vida allí fue dura. Que digo dura… Durísima… Jodida… Lejos de casa. Currando más horas que un reloj. Aguantando a algún que otro capullo impertinente venido a más. Comiendo mal. Enterándonos de la misa la mitad, porque aquellos tíos hablan raro… Y no te cuento lo de los pedos hoy, porque seguro que alguien me dice que me extiendo mucho. Lo que sí que es totalmente cierto es que haber encontrado allí a un buen amigo como Xavi hizo que todo fuera mucho más llevadero...
Eso, que la vida fue muy dura durante todo un año. Pero al final, y como una buena amiga dice, hay que aprovechar todos los momentos, porque, en definitiva…
La vida son cuatro días…