Mentiría si te dijese que no pierdo el hilo de esta madeja que deshilvana mis sueños, que mis arterias son como este barrio patibulario oscuro en el que sin querer herirte, lo hice algún invierno. Como callejones sin salida desencallados en el muelle de un viejo puerto a la deriva violenta de una diáspora sin fin, nuestras bocas ya no piden auxilio.Siempre supieron salvarse solas, alejadas de esas farolas en las que mean los perros, y huelen a azufre. Acaricié tus guerras, acallé los aullidos de aquel soldadito de plomo que se fundía en el fuego, y por fin bailamos juntos al son de esas llamas un último vals bajo la melodía de una utópica ilusión que se puso guantes de goma.Arrastraste la sinrazón barriendo así las ruinas de lo que fuimos, y la cera del recuerdo se quedó pegada en aquel viejo leño hasta fundirse en el fuego de la puta memoria. Con el recogedor de la tóxica luna y los desvelos de un voraz insomnio te reconstruí de noche, mientras me pensabas de día, cegándonos en la umbría luz de eso que llaman efímero y no es más que un infinito humo de años que aprendimos a dejar de contar.Hoy sólo pediría un deseo, poder andar, y dejar atrás las huellas de mis pies en el recuerdo de tu arena, para que cualquier ola traviesa se la llevase a ese infinito horizonte donde se dan cita mar y cielo.O ser pluma, para que cuando me vaya, me quede incrustada como un pegote de alquitrán en algunos de tus versos.O ser sexo, para que me penetres con esa sensación de saciedad que dejan las cosas bien hechas.E irme después de puntillas, y volando, y sintiendo latir en mí La vie en rose…
La vie en rose... noire
Publicado el 18 febrero 2013 por Evamric2012Mentiría si te dijese que no pierdo el hilo de esta madeja que deshilvana mis sueños, que mis arterias son como este barrio patibulario oscuro en el que sin querer herirte, lo hice algún invierno. Como callejones sin salida desencallados en el muelle de un viejo puerto a la deriva violenta de una diáspora sin fin, nuestras bocas ya no piden auxilio.Siempre supieron salvarse solas, alejadas de esas farolas en las que mean los perros, y huelen a azufre. Acaricié tus guerras, acallé los aullidos de aquel soldadito de plomo que se fundía en el fuego, y por fin bailamos juntos al son de esas llamas un último vals bajo la melodía de una utópica ilusión que se puso guantes de goma.Arrastraste la sinrazón barriendo así las ruinas de lo que fuimos, y la cera del recuerdo se quedó pegada en aquel viejo leño hasta fundirse en el fuego de la puta memoria. Con el recogedor de la tóxica luna y los desvelos de un voraz insomnio te reconstruí de noche, mientras me pensabas de día, cegándonos en la umbría luz de eso que llaman efímero y no es más que un infinito humo de años que aprendimos a dejar de contar.Hoy sólo pediría un deseo, poder andar, y dejar atrás las huellas de mis pies en el recuerdo de tu arena, para que cualquier ola traviesa se la llevase a ese infinito horizonte donde se dan cita mar y cielo.O ser pluma, para que cuando me vaya, me quede incrustada como un pegote de alquitrán en algunos de tus versos.O ser sexo, para que me penetres con esa sensación de saciedad que dejan las cosas bien hechas.E irme después de puntillas, y volando, y sintiendo latir en mí La vie en rose…