La vieja escuela

Publicado el 11 febrero 2013 por B
Las celebraciones importantes, la muerte del alcalde y el horario del cine del centro deberían seguir difundiéndose primero por papel, y luego ya si eso arrancar la hoja, escanearla y enviarla como documento adjunto. Mi padre siempre contaba que cuando el CAI Zaragoza le levantó la Copa del Rey al Barcelona en casa en el 84 lo primero que hizo al día siguiente de camino al trabajo fue parar en el quiosco, comprar todos los ejemplares de Sport y lanzarlos cual chico de los periódicos en las urgencias del Sant Pau al grito de "Caimpeones". La épica está hecha para imprimirla en papel y no para cadenas de Whatsapp.
Leo en el blog de Eduardo Laporte sobre las tecnócasas y no puedo evitar pensar en la verja de hierro de San Ignacio 6 y esa felicidad cómoda y engañosa como de los años 50 que me incitaba Pamplona; acabar la carrera, trabajar en el periódico local, esperar a la salida de misa, ponerme medias bonitas y abrirme de piernas, mamá joven y guapa a los veintiocho, contentar a todos, el paseo del domingo, ser como Kate y Leo en Revolutionary Road, conformarme.