SinopsisPrimavera de 1938, Viena ha dejado de ser un lugar apacible tras la llegada al poder de los nazis. La única salida es marcharse, pero no es fácil. Elise Landau lo consigue por medio de un anuncio de trabajo: en la mansión isabelina de Tyneford, en la lejana Inglaterra. Hija de un escritor y de una cantante de ópera, hermana de una virtuosa instrumentista, mimada desde su infancia, Elise tendrá que trabajar de camarera. Ella, que siempre tuvo servicio en casa, no sabe cocinar, ni dar brillo a la plata, ni cera a los suelos, ni servir el té. Tampoco se maneja bien en inglés. En Tyneford se enfrentará a los celos y las envidias, a las humillaciones clasistas, pero también descubrirá el amor. Sus únicos lazos con su hogar son las cartas de su hermana y una viola en la que su padre escondió un manuscrito antes de partir. La guerra se acerca, el mundo está cambiando y Elise también.
AutorNatasha Solomons nació en 1980 al sur de Londres. Es escritora y guionista. Doctorada en poesía inglesa del siglo XVIII.
Para escribir su primera novela, Mr. Rosenblum sueña en inglés, se inspiró en la vida de su abuelo, judio aleman que huyó al Reino Unido.En la actualidad vive junto a su marido en Dorset.La viola de Tyneford house es su segunda novela.
Argumento
Tras el Anschluss, la vida se ha puesto difícil en Viena, y más aún para los judíos, como los Landau, compuesta por cuatro miembros: Julian, el padre, escritor, Anna, la madre, una afamada mezzo, Margot, música, y Elise.La única opción es salir del país. Y Elise lo consigue gracias a una oferta de trabajo en Inglaterra.
Ella, que está acostumbrada a tener servicio en su casa, es ahora la que tiene que servir a otros. La vida no será fácil para Elise en Tyneford, porque es una doncella, pero por su clase no es bien recibida entre sus compañeros.¿Podrá Elise acostumbrarse a su nueva situación?. ¿Conseguirá ganarse la confianza de los demás?. ¿Qué contiene el manuscrito que su padre escondió en la viola que le entregó para que la acompañara en su nueva existencia?.
- Un mes antes, Anna me había acompañado a las oficinas de telégrafos para que yo pudiera mandar un telegrama con una «Solicitud de refugio» al Times, de Londres. Fui arrastrando los pies por la acera, y daba patadas a los montones mojados de flores que ensuciaban el suelo. —Yo no quiero ir a Inglaterra. Iré a América contigo y papá. Mis padres tenían la esperanza de huir a Nueva York, donde la Metropolitan Opera les ayudaría con los visados, sólo si Anna cantaba.
- El señor Rivers me ha dado instrucciones de que le escriba para decirle que el puesto de doncella en Tyneford House es suyo si lo desea. Está de acuerdo en firmar la solicitud de visado necesaria, en el supuesto de que usted se quede en Tyneford durante un mínimo de doce meses. Si desea aceptar el puesto, por favor escriba o envíe un telegrama respondiendo. A su llegada a Londres, diríjase a la Agencia Mayfair, en la calle Audely, W 1, donde se harán los correspondientes preparativos para el viaje a Tyneford.
- Me sangraban las manos. Tenía las uñas partidas y la yemas de los dedos estaban en carne viva y lucían pequeños cortes. Las piernas me dolían como si hubiera estado corriendo kilómetros por las colinas, y tenía contracturados los músculos de hombros y brazos. Lo único que me apetecía era tumbarme en un baño caliente lleno de las sales de lavanda de Anna y luego desaparecer en mi blanda cama, con una taza del chocolate especial con unas gotas de kirsch de Hildegard. En lugar de eso, tenía que limpiar, fregar y sacar brillo, y darme prisa entre una cosa y otra. La casa era enorme, multiplicaba varias veces el tamaño de nuestro suntuoso piso vienés, y carecía por completo de los adelantos modernos; y sin duda de cualquiera que hiciera un poco más cómoda la vida de una doncella.
- Esto no habría pasado nunca en la época de mi padre. A una chica como tú se la despedía y basta. Un alivio. Pero el problema es que tú no eres de los nuestros. Tampoco eres de los suyos. No encajas. En una casa como ésta todo el mundo tiene su lugar. Todos tenemos un papel que desempeñar y nos las hemos arreglado bien durante miles de años. Pero tú... tú y los tuyos. El señor Rivers y el señor Kit no te tratan como a una doncella. A cualquier otra chica la hubiera despedido al instante, y no el propio señor de la casa... ¡él no habría intervenido! Mi mundo es éste. Pero él ha intervenido en la gestión de la casa por tu culpa.
Opinión personal
Me sedujeron tanto la portada, la sinopsis y la primera reseña que leí de este libro, que tenía unas expectativas demasiado altas puestas en él. Y el libro es muy bueno, pero no sé, esperaba algo más. Eso sí: es un libro de los que "dan paz", de los que no tienes el corazón desbocado durante toda la lectura. Una novela que se lee por el simple placer de hacerlo, ideal para disfrutar de unas horas de evasión.Ambientada en Inglaterra entre 1.938 y toda la Segunda Guerra Mundial, más concretamente en Dorset, la novela está estructurada en 26 capítulos con su correspondiente título, aunque el último podríamos considerarlo una especie de epílogo.
Me han llamado mucho la atención los títulos de estos capítulos, algunos tan peculiares como Observaciones generales sobre los cuadrúpedos, Una huevera con agua salada o Nubes suficientes para un crepúsculo espectacular.Según la autora, el pueblo de Tyneford es una recreación del pueblo fantasma de Tyneham, en la costa de Dorset. Vivió gente en Tyneham y la bahía Worbarrow durante más de mil años, pero ya durante la década de 1930 era un lugar apartado y secreto, lejos de las carreteras principales o del ferrocarril, y sus caminos quedaban separados del mundo exterior por una serie de puertas de madera. La mansión isabelina se consideraba una de las más hermosas de Inglaterra: una casa exquisita hecha con piedra dorada de Purbeck.
Escrita en primera persona, con un narrador protagonista (es la propia Elsie quién, ya anciana, nos cuenta su propia historia), siguiendo un orden cronológico lineal con muchos flashbacks, la trama está muy bien hilvanada, con un ritmo pausado para que podamos deleitarnos en el estilo de la autora, con una prosa llena de gran lirismo y muy emotiva, con unas descripciones muy precisas y hermosísimas.
Los personajes están muy bien perfilados, son completamente redondos, y podemos ver su gran evolución a lo largo de toda la novela; los más logrados son, además del de la protagonista, el del mayordomo, el señor Wrexham, y el de la señora Ellsworth; también el de Diana, a la que me he quedado con ganas de darle no un guantazo, varios.
La autora nos cuenta al final que la historia está inspirada en la de una tía abuela suya y que su caso no fue único. Que muchas chicas de la burguesía tuvieron que cambiar una existencia acomodada y emigrar a Inglaterra cuando se desató la barbarie nazi; el servicio doméstico era su única opción para escapar de ella.
Los escenarios muy bien conseguidos, sobre todo los exteriores: podemos oler el mar y el agua romper contra las rocas, ver las gaviotas volar, y sentir la hierba bajo nuestros pies; también los ambientes, con la perfecta descripción de la jerarquía en el servicio de la casa, la importancia de las convencionalismos sociales, la diferencia de clases... y todo enmarcado en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
El desenlace, esperado, pero a pesar de eso la autora consigue un final enternecedor y entrañable.
Valoración: 8
Leído el 14 de Enero de 2.013