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Casi simultáneamente leo dos noticias que vienen a ser paradojas de la vida. Por un lado, un ladronzuelo australiano que se entregó en comisaría para poder denunciar a un pederasta al que acababa de robar la cartera y dos teléfonos móviles, tras descubrir en uno de ellos fotos de pornografía infantil. La justicia australiana le condenó por su delito a la vez que le felicitaba por su encomiable conducta, por la que sacrificaba su propia libertad. Es de esos casos que conmueven y que te devuelven las ganas de creer en el ser humano. Un ladrón de principios, que antepone su moral a su interés y su libertad, en definitiva una persona “casi íntegra”.Leer más......
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