Fue en esos días cuando pude comprobar que el cerebro no desansa nunca, y cuando lei en algún lugar que por el ¨continuo mental¨ pasan una media de setenta mil pensamientos al día. Una barbaridad. Y fue entonces cuando me convencí de que, definitivamente, meditar debía de ser beneficioso. Conceder a la mente unos minutos para descansar, para alejarse en la medida de lo posible de los pensamientos y poder tomar distancia de las cosas que nos ocupan y preocupan. Porque con perspectiva las cosas se focalizan mejor. Este es un aprendizaje lento y que requiere constancia, aunque sea unos minutos cada día, pero que aporta cierta tranquilidad y te hace sentir mejor.De cualquier forma, es difícil controlar nuestras ideas y sensaciones y evitar que nos visiten pensamientos inoportunos, ¨ladrones de tiempo¨. Esos pensamientos que vienen cuando nadie les llama. No importa que sean buenos o malos, pero invaden tu mente cuando no les corresponde. Lo ideal sería que en cada momento pudieramos concentrarnos en lo que toca. De esa forma gestionaríamos mucho mejor nuestro tiempo, porque aprovechararíamos los sesenta segundos de cada minuto del día. Pero eso es complicado. Porque hay cosas de las que nos resulta difícil abstraernos. Porque nos alegran, o porque nos preocupan, da igual. Me he acordado hoy de los ladrones de tiempo, porque en estos últimos días los he sufrido bastante. A veces he podido expulsarlos y hacer que me dejaran concentrarme en las cosas que debía de hacer, y otras no. Y eso es agotador. Pero seguiré trabajando para combatirlos. Voy ganando pequeñas batallas y espero, algún día ganar la guerra. Hay muchos tipos de ladrones de tiempo. Otro día os lo contaré.
Ladrones de tiempo
Publicado el 25 enero 2012 por BeatrizbeneitezFue en esos días cuando pude comprobar que el cerebro no desansa nunca, y cuando lei en algún lugar que por el ¨continuo mental¨ pasan una media de setenta mil pensamientos al día. Una barbaridad. Y fue entonces cuando me convencí de que, definitivamente, meditar debía de ser beneficioso. Conceder a la mente unos minutos para descansar, para alejarse en la medida de lo posible de los pensamientos y poder tomar distancia de las cosas que nos ocupan y preocupan. Porque con perspectiva las cosas se focalizan mejor. Este es un aprendizaje lento y que requiere constancia, aunque sea unos minutos cada día, pero que aporta cierta tranquilidad y te hace sentir mejor.De cualquier forma, es difícil controlar nuestras ideas y sensaciones y evitar que nos visiten pensamientos inoportunos, ¨ladrones de tiempo¨. Esos pensamientos que vienen cuando nadie les llama. No importa que sean buenos o malos, pero invaden tu mente cuando no les corresponde. Lo ideal sería que en cada momento pudieramos concentrarnos en lo que toca. De esa forma gestionaríamos mucho mejor nuestro tiempo, porque aprovechararíamos los sesenta segundos de cada minuto del día. Pero eso es complicado. Porque hay cosas de las que nos resulta difícil abstraernos. Porque nos alegran, o porque nos preocupan, da igual. Me he acordado hoy de los ladrones de tiempo, porque en estos últimos días los he sufrido bastante. A veces he podido expulsarlos y hacer que me dejaran concentrarme en las cosas que debía de hacer, y otras no. Y eso es agotador. Pero seguiré trabajando para combatirlos. Voy ganando pequeñas batallas y espero, algún día ganar la guerra. Hay muchos tipos de ladrones de tiempo. Otro día os lo contaré.