Otros de esos ladrones que nos hurtan horas injustificadamente y que no dependen directamente de nosotros pueden ser los procesos burocráticos lentos; Esos paseos de ventanilla en ventanilla que, además de convertirnos en personas menos eficientes suelen ponernos de mal humor y crearnos un sentimiento a caballo entre la impotencia y la desazón. No podemos hacer que desaparezcan, pero sí está en nuestra mano hacer que nos afecten lo menos posible y pueden combatirse con buena orgazación y otorgándoles el protagonismo justo.Pero no todos los ladrones de minutos nos son ajenos, ya que que algunos son creados por nosotros mismos, aunque casi siempre de forma involuntaria. Podríamos hablar, por ejemplo de la falta de planificación. No tener las cosas claras antes de empezar un trabajo, un proyecto o una tarea suele hacer que mareemos mucho la perdiz. Ocurre lo mismo con la falta de orden, de concentración o de disciplina. Con la inseguridad para tomar decisiones y la mala costumbre de no terminar lo que se empieza o de postergar las tareas que no nos apetece encarar, con cualquier excusa.
Ladrones de tiempo II
Publicado el 01 febrero 2012 por BeatrizbeneitezOtros de esos ladrones que nos hurtan horas injustificadamente y que no dependen directamente de nosotros pueden ser los procesos burocráticos lentos; Esos paseos de ventanilla en ventanilla que, además de convertirnos en personas menos eficientes suelen ponernos de mal humor y crearnos un sentimiento a caballo entre la impotencia y la desazón. No podemos hacer que desaparezcan, pero sí está en nuestra mano hacer que nos afecten lo menos posible y pueden combatirse con buena orgazación y otorgándoles el protagonismo justo.Pero no todos los ladrones de minutos nos son ajenos, ya que que algunos son creados por nosotros mismos, aunque casi siempre de forma involuntaria. Podríamos hablar, por ejemplo de la falta de planificación. No tener las cosas claras antes de empezar un trabajo, un proyecto o una tarea suele hacer que mareemos mucho la perdiz. Ocurre lo mismo con la falta de orden, de concentración o de disciplina. Con la inseguridad para tomar decisiones y la mala costumbre de no terminar lo que se empieza o de postergar las tareas que no nos apetece encarar, con cualquier excusa.