En vista de que en la encuesta había 14 votos para poner el prólogo y 0 votos para que no, lo expongo para que lo veáis. Espero que os guste y comentad si habéis visto algún fallo, creéis que se podría mejorar, o por el contrario os ha gustado. ¡Besos!
PrólogoPoeta y poeta.Meras almas en pena. Almas que se dejan llevar por la locura de vivir en tinieblas.
-Te dejo –Sus palabras hicieron eco en la cabeza de la muchacha, que miraba el suelo como si hubiese en él alguna respuesta que ofrecerle a su emisor.Sin embargo, por mucho que buscase, no encontraba nada. Habían escrito juntos tantas historias, habían estado en tantas adversidades al pie del cañón, que toda esa escena parecía ser de una historia. Una trágica escena digno de un final inundado de lágrimas.-Pero… ¿por qué? –Pudo decir, con un hilo de voz
Poeta y poeta.Él la mira. Ella le mira. Uno piensa y otro escucha. Ambos olvidan el pasado, y centran sus sentidos en el momento en el que sus versos carecen de sentido y belleza.
-No sé lo que siento por ti. No es amor, ni tampoco indiferencia, por ello creo que lo mejor es que nos separemos, y que ni tan siquiera nos crucemos durante un tiempo.Ella sacudió la cabeza, sin comprender lo que oía.-¿Y todos esos versos? ¿Y todas tus palabras de amor? ¿Y todos esos mensajes? ¿Y toda esa muestra de amor durante meses?No podía mirarla a la cara. Darle respuestas a esas preguntas eran, cuanto menos, irrelevante. ¿Qué importaba ahora qué quería decir cada poema compuesto para ella? Cualquier palabra que saliera de sus labios sólo servía para alimentar más el dolor en el alma de quien fue, durante unos meses, su compañera de viaje y pasiones estampadas en la cama y en papel.Le había hecho demasiado daño en los últimos tiempos, ignorándola y tratándola como bien le daba la gana. Eso no era vida para nadie, y por muy narcisista que pudiera llegar a ser, no le deseaba a nadie el trato que le había dedicado a la muchacha en los últimos dos meses, donde el amor, anteriormente procesado, se había quedado en un pretérito difuso.Intentó contemplar sus ojos. Ella no lo merecía, no después de haberle tratado con todo el cariño y respeto del mundo. Le tenía demasiado aprecio como para permitir que sufriera.Pero no el suficiente como para continuar a su lado como novio.Por ello, solo pudo decir:-Lo siento.
Poeta y poeta.Tan parecidos, y a la vez tan diferentes. Uno calla entre tristezas y soledades de humo, y otro en busca de la felicidad para alimentar el alma vacía de un ser etéreo para el mundo. Ambos, sin darse cuenta, estaban vinculados por el destino. Sin embargo, el caprichoso sino decidió separar sus historias antes de tiempo.Porque, de forma acelerada, uno de los dos había conseguido arrebatarle su poder y pluma, y darle una copia de sí mismo en forma de ojos apagados.
Se dio la vuelta, y comenzó a caminar, sin esperar que ella le dijera nada.Aun así, ella gritó.-¡Imbécil! ¡Idiota! ¿¡Quién crees que eres para hacerme esto!? ¿¡POR QUÉ NARICES HAS TENIDO QUE HACERME ESTO!? ¡¡Te dije que no estuvieras conmigo si no me amabas!! ¡¡Te dije que me enamoraría!! ¡¡TE DIJE QUE ME VOLVERÍA LOCA SI ME DEJABAS!!A cada paso, los gritos se iban transformando en susurros, hasta acabar en simples murmullos inaudibles. No quería correr, ni tampoco acercarse a ella para consolarla. En el fondo, ni sabía lo que quería.Ni siquiera le había dado unos motivos por los que la había dejado, y no estaba dispuesto a ver a una mujer despechada por él. Estaba harto de verlas a todas igual, y cansado de buscar palabras bonitas, que servían de tiritas de caída rápida.Ella, por su parte, siguió gritando, con la esperanza de que recapacitase, pero fue en vano. Ni apareció al estilo de príncipe azul, ni tan siquiera se peleó con ella por montar un espectáculo innecesario.Nada. Vacío.
Poeta y poeta.Destinados a participar en una guerra fría etérea y real. Algo que, sin creer que sea posible, marcará una etapa de sus vidas.