Son ésas que,
brotan solas
tras los párpados
sin pedir permiso
tras sus trincheras.
Tan solo son pupilas,
sacos de recuerdos
agazapados que,
parapetados
en las pestañas,
intentan
entre las bambalinas
de nuestros ojos
y el extenuar
de las candilejas del
pasado,
sobre-vivir.