Lágrimas vivas, que susurran al oído palabras silenciosas que evocan vívidas sensaciones e imágenes pasadas, amores perdidos de otros tiempos, intensificando noches frías y días solitarios del presente.
Lágrimas vivas que pesan cargando el cuerpo y el alma con la masa de las pérdidas de todos los ayeres, la carga de las malas decisiones pasadas.
Lágrimas vivas que atraviesan la piel, abriéndose paso hasta el corazón, incitándolo a acompañarlo en su pesar encogiéndose y sumergiendose en la pena.
Lágrimas vivas con sabor a pérdida y añoranza constante, que borran el hambre y el sueño y sólo dejan un frío paisaje interior en donde debiera haber luz y calor.