“El laicismo conseguirá que la Iglesia vuelva a ser lo que nunca debería haber dejado de ser”. Estas palabras dichas por un sacerdote amigo de la familia desde hace años fueron parte del café del viernes después de comer, una sobremesa de esas intensas, de las que da pena que se acaben.
Charlar con Vicente siempre es un placer, es un sacerdote comprometido, pero sobre todo coherente con sus creencias, por eso lleva años fuera de España, se siente más cómodo en Chile, ayudando, aquí acabó sin parroquia, ponía demasiadas pegas al arzobispado. Además, sus explicaciones se convierten en una amena lección de historia, la del viernes fue sobre el laicismo, ese terrible y degenerado mal que invade nuestra sociedad según Rouco Varela y gran parte del poder ultraconservador de la iglesia española. Nos habló de Fernando VII, de la Constitución de Cádiz, de la manipulación que se hizo de las ideas afrancesadas para que los ilustrados fueran vistos como enemigos de España y por tanto sus ideas rechazadas por la población mayoritariamente católica. En Europa la separación de poderes no resultó tan problemática, lo qe evitó que en la actualidad la Iglesia interfiera en la vida política y social de una manera tan ostentosa como lo hace en nuestro país.
Varios siglos después seguimos igual. Los conservadores y la Iglesia hablan de los laicos como del demonio, personas sin ética ni moral, sin valores dignos de ser enseñados. Vicente me comentaba que había leído el libro de Educación para la Ciudadanía de su sobrina y le había encantado. “Esos son los valores que hay que transmitir a los jóvenes”, le parecía una barbaridad su eliminación como asignatura, le irritaba la ignorancia y la intolerancia de los que prohiben sin saber, al igual que le escandalizaba la visita del Papa entre tanto lujo y ostentación, o que la Iglesia no pague impuestos, o la impunidad de los curas pederastas… son tantos sus pecados.
“La Iglesia pagará sus errores, no tengo ninguna duda”, ignoro si se refería en este mundo o en el otro, pero yo preferiría que fuera en este, para poder verlo.