Porque este testimonio, que podría servir incluso de epitafio, (dice: lo poco queviví), no viene de cualquiera sino de aquel que justamente pudo leer y leer,e investigar de forma profunda (como muchos esperarían hacerlo)y al final se dio cuenta de que la cosa tampoco era por ahí. No estaría malponerlo de advertencia en el prólogo de todos los libros.
¿Pero qué fue lo que se le escapó el buen Jorge Luis? ¿De qué es exactamente de lo que nos tenemos que cuidar, si nos insisten tanto en leer... lea mijo, lea? ¿Cuándo es que ese bonito hábito se nos vuelve asesino...?
Quizás algunos ya estén pensando que lo que lo que debemos hacer todos es pasar a la acción a como de lugar. Pero si juzgamos por gente de pensamiento respetable como el filósofo Althusser que mató a su mujer, quién sabe después de leer qué y de concluir qué, o si recordamos al asesino de Jhon Lenon que justifico su homicidio en la lectura de el guardián entre el centeno; tendremos entonces suficiente para saber que tan así tampoco es.
Que falta acción es un hecho. Y así como acá hacemos eco a Borges paradenunciarlo, y también pedimos que se pongan esta advertencia en cada libro,debemos saber, para alivio de todos, que ya los primeros libros lodenunciaban y ya los primeros lo advertían, y daban una solución antelos posibles lectores intensos.
En el prólogo de ese antiguo libro del Bhagavad Gita tal como es, esta la advertencia de abrir el frasco de miel y probar, como el paso inevitable después de filosofar un rato sobre su sabor. Claro seguimos con el mismo problema del caso Lenon y Althusser, porque para algunos otra vez eso de probar la miel quien sabe qué signifique, cuando incluso si hablamos de la biblia (por poner un ejemplo de algo que se espera nos lleve a ser buenos) resultan tantos y tantos crímenes y denuncias, como la última que leí: Jesús es el camino y vaticano cobra el peaje. Pero más allá del chiste y siguiendo con Jesús y para resolver esto de una vez por todas, digamos que: Por sus frutoslos conocereís. Miremos que ha pasado con los lectores de tales libros. Y aquellos que puedan llevar las lúcidas exigencias de los buenos libros, sin salir con tonterías extremas y homicidas son lo que pueden acompañar nuestra lectura llevada a la acción.
Así que de hecho los libros son importante y es bueno leerlos: "menos face mas book", -cómo dice Ghandi, la librería, no el pacifista-; pero más importantes son los buenos lectores que los leen y viven sin que se les corra la teja o al menos no hasta grados nocivos, porque todo libro debe correr la teja un poco, si es para seguir igual ahí tenemos los periódicos.
Y un buen libro al que no le faltan buenos lectores es justamente el Bhagavad Gita un libro de guerra, que paradójicamente recomendaba siempre Gandhi -el pacifista, no la librería-.