De "Las armas y las letras" (Andrés Trapiello), en su página 262:
"Fue la gran baza intelectual de los rebeldes: un falangista de vocación tardía, y ya que no su Aristóteles de Atenas, su Goethe de Iruña. El mismo d´Ors, no obstante, ironizó sobre este particular con ocasión de un frustrado encuentro con Franco, en Burgos, en el que éste no recibió al literato en una de las apretadas audiencias que concedía. A d´Ors le pareció un atropello que la historia no volviera a repetir el cabeceo entre el Goethe y el Napoleón modernos. Al referir el desaire, d´Ors comentó dolido: "Es posible que yo no sea Goethe... Pero, recollons, tampoco él es Napoleón".
y en la página 263:
"Al llegar a Pamplona, ya en plena guerra, lo primero que hizo d´Ors fue velar las armas falangistas en una noche y con una ceremonia que se hicieron célebres en toda la España nacional. La charlotada iba, no obstante, en serio. Se encerró en la iglesia de San Agustín, y rodeado de Laín, Torrente, Rosales, Ridruejo y algunos más a modo de caballeros, se entregó al placer del teatro ante el cura Yzurdiaga, al que tocó el papel de ventero. Quienes lo conocían, al verle metido en un uniforme falangista que él mismo se figurinó, introduciendo en él notables modificaciones, como aquellos leguis de cuero, leguis de mecánico chauffeur, que le redondeaban las pantorrillas, al verle, digo, no sabían si tomarlo por loco o por un clown. Alguien incluso, meses más tarde, al sorprenderle paseando con su disfraz por la calle, llegó a confundirle con un bombero, lo que tampoco parece que le importara."