Aunque el término Aurora hace alusión a una mitológica diosa romana, relacionada con el amanecer, beberá sus atributos de su homónima griega Eos. Homero la denomina la "de sonrosados dedos" o "Eos Erigenia", es decir "la más brillante de las estrellas" y sus lágrimas por un hijo muerto crean el rocío matutino. Para Hesíodo también es "Erigenia" pero por otra causa "es la que nace pronto", "la que precede al lucero del alba. Dejando a un lado sus más que continuos escarceos amorosos (hasta Afrodita-Venus se la encuentra en la cama con Ares, y una de sus aficiones favoritas es secuestrar a jóvenes con fines amorosos) su papel es clave, pues es la que le abre una puerta a Helios para que con su carro de caballos pueda atravesar el mundo de Hades y nos acerque cada día una nueva y soleada mañana.
En el siguiente vídeo hay una explicación muy sencilla pero muy clara y convincente de cómo se produce el fenómeno de las auroras (boreales o australes), por qué sólo afectan a los polos y por ende es, en estos sitios, en los únicos en los que se pueden ver con toda su majestuosidad.
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Poema: Las Auroras (Autor Chema García)
No es el ojo de @nkkita, no es el verde lustre del mar. No es el azul cobalto que visten las musas, ni la blanca nieve del Nepal. No son los cantos de sirena, ni las imágenes de Tedje Sorgjerd en Noruega, ni los cráteres de la Luna, que @Goefry excava sin parar. No es la quinta sinfonía de Beethoven ni el Adagio de Albinoni en G Menor, tocado, pero no publicado por "The doors". No son los arpegios de la Enya, ni la sonrisa de la niña, ni las ramas de los árboles, ni las vetas de los mármoles, de Carrara o Canadá. Sois mareas... de fugaces transparencias, sois cortinas... movidas por las locas olas. Sois las luces de la vida, sois los bailes del ayer, del hoy y del más allá... Rozáis copas de abedules, laméis nieve como gandules; voláis hasta altas latitudes para brillar y brillar.
Os vigilan altivos con cabriolas de titilante orgullo, os jalean cómo a los visillos, los murmullos, a la luz que emiten las farolas. Millones y millones de madres-estrellas australes o boreales, océanos de centellas que a los niños no dejan de deslumbrar. Auroras cariocas surcan los cielos; mientras los nenos, acaban de observar, cómo una distante estrella fugaz, viene a morir a la faz, de este pequeño planeta Tierra. Chema García Suscríbete aquí