
Hacia unos meses que se temia lo peor. Se acercaban los exámenes de final de curso y no se encontraba suficientemente preparada para ellos. Es verdad que habia desperdiciado el tiempo en numerosas ocasiones, sobre todo desde que conoció a Alberto, el niño mas guapo de su clase.
Desde el primer momento se sintió atraida por él, además se sentaban juntos uno al lado del otro haciendo que su complicidad fuera en aumento dia a dia.
Una vez fué un leve roce de su mano al prestarle un lapicero, otro dia al agacharse para recoger un folio del suelo, sus miradas se cruzaron por debajo de la mesa y fué como si hubieran descubierto una nueva galaxia de esas que habian soñado tantas veces en el cine.
Paola, venció su timidez y un dia abordó a Alberto a la salida de clase.
-Oye, quieres ser mi novio?
Alberto, aturdido por la pregunta inesperada de su amiga, cogió sus manos entre las suyas y las besó.
En silencio se alejaron aquella tarde y muchas otras tardes, con su amor recien estrenado.
Habia imaginado muchas veces que quizá Alberto le podia "dar calabazas" un término que solia escuchar infinidad de veces cuando las vecinas cotilleaban por las esquinas al verles llegar cogidos de la mano. Ella, no podia imaginar por nada del mundo que aquel niño de ojos color de miel y flequillo rebelde, le fuera a dar un no por respuesta. Habia visto el amor en su expresión cautivadora.
Las calabazas habia estudiado un dia en clase, que eran de la familia de las cucurbitáceas, y que habia suficiente evidencia arqueológica para considerar que comenzaron a cultivarse por primera vez de manera sistemática en Puebla y el Estado de Mexico.
Como algo peculiar, tenian gran cantidad de vitamina A beneficiosa para la vista. Además contenian, potasio,hierro,cobalto, boro,zinc, calcio...el noventa por ciento es agua por lo que es muy diurética, depurativa y digestiva. Como colofón sus semillas se utilizaban para la inflamación de la próstata.
No cambió ni un ápice su simpatia hacia ellas después de enterarse de sus innumerables beneficios. Sobre todo porque temia llevarse para casa una buena colección.

Las calabazas eran para ella como un enemigo en la sombra, siempre acechando, esperando cualquier pequeño relajamiento para hacer acto de presencia. Habia noches que soñaba, como miles de calabazas, bailaban sonrientes a su alrededor. Con gran destreza la maniataban y se burlaban de ella entonando canciones de derrota. Se despertaba sudorosa y temblando y se proponia una y mil veces esforzarse para que de una vez por todas, desapareciesen de su vida para siempre.
Depués de muchos, muchos años...cuando la ancianidad ha llamado a su puerta, las fieles calabazas le acompañan. Ahora en forma de purés por aquello de sus valiosas propiedades.
