Creo que Nynaeve se ha metido en mi cerebro. Hoy publica en su blog que no soporta los buenos deseos para el año nuevo. Yo andaba rumiando algo semejante, no sobre los buenos deseos en sí, sino sobre la felicidad preceptiva y vacía de estas fechas.
La verdad es que esos "anímate, es navidad", "venga mujer, que es navidad", "la navidad es tiempo de amor y felicidad"... me irritan, me soliviantan y me exasperan. Y no sólo por tratarse de una fiesta religiosa que no comparto. Es que no es usual que nadie te salude con un "felices días" o se despida con un "felices noches", pero en esta quincena las palabras más pronunciadas o escritas son "feliz navidad", "felices fiestas" y "feliz año nuevo", como un mantra social irreflexivo.
En catalán, igual que decimos "bon dia" y "bona nit", lo normal es desear "bon nadal", "bon any" o "bones festes". Yo prefiero ese tono moderado, porque creo que los buenos deseos deben ser cotidianos, sin tanto melodrama ni alharaca. No soportaría un mundo en el que a cada momento me empujaran de ese modo a la felicidad, por muy buenos deseos que hubiese detrás.
Quizás por verlos como persistentes en el tiempo, no tengo para los demás ningún deseo que no tenga en cualquier época del año. Pero en lo que respecta a las pretensiones y empeños egoístas, aunque yo nunca he sido de ponerme metas y mucho menos de las inalcanzables, sí que aprecio el simbolismo de las fechas y los puntos de partida, los cambios de estación o de año, las mudanzas, los inicios, cualquier variación de lo cotidiano (como estrenar una pluma o regresar a casa después de un viaje), que me ayudan a establecer un hábito o tomar una decisión.
Para este año recién estrenado, mis intenciones mundanas son cosas como repetir mi huerto balconero, pero con los tomates colgantes en viejos bidones de pintura y con las lechugas y hierbas aromáticas en un canalón a suficiente altura para que mi perro no se las coma (como ha pasado este año, que únicamente ha respetado tomates y pimientos; no imaginaba yo que los boxer-pitbulls gustaban de las lechugas). Añadiré las espinacas.
En cambio, no hay novedad en cuanto a mis intenciones trascendentes, así que voy a tener la desvergüenza de apropiarme del deseo de Nynaeve: que siga siendo ella.