A pesar de haber sido de los últimos procesos de fusión de cajas en ponerse en marcha, el de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa (F3, para distinguirlo de las otras fusiones de ‘caixes’; que se están produciendo en Cataluña, la F4 entre Sabadell, Terrassa, Girona y Manlleu, y la muy reciente F2 entre Penedès y Laietana), va cogiendo velocidad como le gusta a Adolf Todó, el que será director general de la entidad fusionada.
En poco más de un mes desde que se dio a conocer, el pasado 19 de octubre, se ha llegado a un acuerdo marco en el ámbito laboral. Una situación que se anunció con unas pretensiones que los sindicatos consideraron del todo excesivas (cierre de medio millar de oficinas y 1.800 empleados a la calle) pero que en tres semanas y ocho reuniones (cuatro de ellas esta misma semana) ha conseguido reconducirse.
Finalmente los trabajadores que deberán abandonar la entidad fusionada serán 1.300 de los cuales un millar de ellos lo serán mediante prejubilaciones, a partir de los 56 años. Desde esa edad hasta los 61 años cobrarán el 80% mientras que los afectados entre 61 a 64 años seguirán percibiendo el 90% de su salario. Al llegar a la edad de jubilación percibirán toda la paga.
El resto de personal que se vaya de la F3, unas 300 personas, será mediante bajas incentivadas. La pretensión es que el proceso sea muy innovador y contemple muchas alternativas, incluso la posibilidad de reincorporación.
La nueva marca
La F3 es el nombre en clave. Aún no se conoce la marca definitiva de la entidad resultante pero es muy probable que en la próxima reunión de los consejos de administración, a celebrarse el próximo día 4 de diciembre, uno de los temas del orden del día sea la aprobación de la nueva marca ya que, si se quiere cumplir con el calendario, a mediados de diciembre el proyecto de fusión debe estar encima de la mesa del Banco de España y de la Generalitat para que lo aprueben.
Otro de los ejes del acuerdo marco firmado ayer por los tres directores de recursos humanos (Nora Soler, Pere Perelló y Clara Alonso) y los 15 representantes de los sindicatos (6 de CCOO que ostenta el 40,51% de representación, 4 de UGT con el 25,74%, 3 del SEC, 17,72% y uno del SECT, 10,13% y otro de CSICA, 5,91%), es la homologación de todos los trabajadores a las condiciones del convenio de Caixa Catalunya, el más ventajoso de todos ya que disponen de 21,25 pagas al año.
El proceso contempla un período de adaptación de los trabajadores de las otras dos cajas que durará cuatro años. En 2010 se mantendrán las condiciones de cada uno y el proceso de aproximación se iniciará en 2011 hasta 2013 donde ya existirá un convenio homologado.
Por último, el cierre de oficinas que afecta al 30% del total. Al final se han elegido principalmente aquellas que están en pérdidas. El proceso se realizará en dos fases. En una primera se procederá al cierre de 395. Al resto se les proporcionará un ‘período de gracia’ que deberán aprovechar para demostrar que las pérdidas no son estructurales sino coyunturales y se pueden reconducir. Aquellas que al final del período sigan sin viabilidad dejarán de existir.