Las Columnas están mudas

“Las Columnas están mudas”. Escuchamos estas palabras, de labios del Primer Vigilante, en cada Tenida de Rito Francés, cuando ya el debate se ha agotado, o cuando ya nada nuevo hay que decir o aportar, cuando la palabra creadora da paso al silencio de gestación. Pues Francmasonería es esto: circulación de la palabra. Y la palabra circula tanto siendo pronunciada como cuando es acogida o gestada en el silencio, su líquido amniótico. Callar, soberanamente, es gestar. Aquí la mudez es arte, Arte Real.

“Las Columnas están mudas” expresa bellamente que el protagonista de esta factoría de palabras y silencios es el obrero: es el francmasón, es la francmasona quien decide, quien hace circular la palabra, quien habla mediante su silencio. Reinan los francmasones.

Aquí no manda el silencio, aquí reina el francmasón: libre, soberano, fraterno, vistiendo de su silencio la palabra pronunciada, o tal vez impronunciable. Las Columnas están mudas, están, ahora, de otra manera hablando.