Cuando una persona decide hipotecar su vivienda, decir eso de “espera espera, pero… ¿a mí eso cómo me va a afectar?”. Es la reacción más normal, por supuesto y lo ideal sería no tener que serlo nunca pero a la hora de decidir si convertirse en avalista hipotecario o no, se deben de conocer las obligaciones que conlleva.
Un aval representa una garantía adicional que asegura el cumplimiento de una obligación. Es decir, quien avala se compromete a enfrentar de forma solidaria los compromisos de otra persona en el caso de que esta no haga frente a sus deudas.A la hora de hablar de los obligaciones del avalista, es importante especificar a qué tipo de avalista se refiere. Si nos centramos en sus obligaciones, existen dos tipos de avalistas: