En las últimas semanas el piojo ha hecho nuevos descubrimientos. Nada raro, teniendo en cuenta que los peques están envueltos en un continuo aprendizaje.Cada día me sorprende con algo nuevo, con una nueva adquisición, una palabra, una expresión, un gesto....
En estos últimos días ha descubierto ¡El púper!,para todos aquellos que no tienen peques y no hayan aprendido su idioma traduzco ¡El súper! Obviamente, el piojo había estado cientos y cientos de veces en el súper pero ahora ha descubierto que le encanta ir a comprar. Ir al súper con mamá es como ir a un parque de atracciones, al menos visto desde su perspectiva.
De entrada vamos caminando, imposible llevar carro con niño y carro de la compra, así que nos damos un paseo. Salimos de casa corriendo saludando a todos los camareros de la terraza de la plaza, corremos hasta las bolas porque ahí hay que darle la mano a mamá, por la acera hay que ir de mano para que los coches no nos pillen,
Cruzamos el paso de peatones saludando amigablemente a los conductores que nos han dejado pasar, arrancándoles a la vez una sonrisa,uhmmm...quizás el piojo los hace un poquito más felices sin darse cuenta de ello.
Llegamos al paseo que nos separa del centro comercial y pasamos por el túnel de los árboles y junto al bosque de los leones. ¡Ojalá, continúe teniendo esta imaginación de mayor! Corremos detrás de los píllos...píllos (pájaros),buscamos hormigas y olemos las flores como si fuéramos oso (El oso de la casa azul, si no conocen esa serie la recomiendo).
Ya estamos en el paso de peatones que nos separa del centro comercial. Y entonces toca bajar escaleras mientras las contamos y ooooohhhhhhhh.....un plano del edificio....los colores,las formas..... y detrás .....
mamáááááááaá....el púperrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
corre hasta la puerta automática al grito de cole mamá...cole...ábrete y ahí está la consigna para los carritos, con sus cadenas....el sueño del piojo!!!
Veinte consignas con sus veinte cadenas y él las coloca todas. Todas las cadenas sueltas las coloca en su casilla, no deja ni una sola cadena colgando, todas...todas...todas...tienen que tener su clavija en la cerradura. Y ahí estoy yo a la espera que el caballero termine de ordenar todas las cadenas y preguntándome si no lo estaré obsesionando con el orden,je je je......
Terminamos con las consignas y entonces ha de ayudarme con la cesta. La llevamos entre los dos y empezamos a nombrar las frutas que nos encontramos, las botellas, los peces....todo no queda lo que no veamos, a lo que no le monte una fiesta y a quien no le arranque una sonrisa con sus parloteos.
Toca pagar y él coge lo que puede de la cesta y lo deja en la cintas saludando a la cajera con un ¡hola quica! (quica= chica), otra sonrisa arrancada. Guardamos todo y entre los dos llevamos el carro hasta que llegamos al parque de casa y corre al tobogán, a los columpios y la compra tiene que esperar para ser guardada....