Cuando después llegué a casa azorado, hiciste lo que debías. Recogí tus lágrimas y me acompañaste hasta la puerta.
Revista Talentos
Cuando te cité en mi despacho para comunicarte que la empresa había decido prescindir de tus servicios, acerado, hice lo que debía. Recogiste tus pertenencias y te acompañé hasta la puerta.
Cuando después llegué a casa azorado, hiciste lo que debías. Recogí tus lágrimas y me acompañaste hasta la puerta.
Cuando después llegué a casa azorado, hiciste lo que debías. Recogí tus lágrimas y me acompañaste hasta la puerta.