Entonces me gustaba dar de comer a las palomas. Y pasear mis colitas por el parque sorteando las piedras del camino.Me gustaban más las faldas que los pantalones, decir espera, que hasta pronto, sonreír con un paso al frente, y volar entre las sombras y jugar con la mía, y decir adiós con la mirada risueña. Lástima que la danza de la vida, mate esas palomas, nos lapide, nos imponga el pantalón, el adiós con desengaños, y una sombra perpetuaencadenada a la sonrisa.
Fotografía,, En los Viveros, Valencia.
Recuerdos de unas sombras a las cuatro y diez.