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Aunque se descubrió por vía satélite las residencias fastuosas del anterior líder desaparecido Kim Jong-Il y que ningún habitante residente en la capital del país haya podido acercar cercanamente aquellas viviendas desmedidas, las decisiones más significativas del régimen son determinadas bajo tierra. Esas reuniones jamás han sido desveladas por los medios pero los desertores que anteriormente fueron dirigentes influyentes de Corea del Norte han sido capaces aproximar la impresión de aquellas reuniones enigmáticas y clandestinas. Sus resultados han traído consecuencias nefastas que ha afectado de forma directa a la población. Detenciones anónimas y fallecimientos de personas sin recursos que eran millones.
Solamente la caída del régimen norcoreano haría que los curiosos pudieran ver posteriormente como han sido esas edificaciones subrepticias poniendo el claro ejemplo del ya desaparecido ex-dictador libio Gaddafi. También se baraja entre los estudiosos y los expertos sobre la existencia de un centro estatal de control en aquel mundo encubierto inspeccionando de manera abusiva la vida cotidiana de las personas. Uno se imaginará que habrá cientos de máquinas dentro manejados por los entendidos de una gigante habitación bajo la atenta vigilancia de un ser superior. Dicha afirmación puede sonar de la novela de George Orwell pero quien sabe, esa existencia podría coincidir con su momento innegable.
El diario de Corea del Norte