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Las economías de escala en los destinos turísticos

Publicado el 13 septiembre 2011 por Juansobejano

Las economías de escala en los destinos turísticos

Las economías de escala en los destinos turísticosHace tiempo que decimos en el sector turístico que el cliente, o sea el turista, busca en sus viajes vivir experiencias, acceder al destino desde una visión absolutamente personal de modo que el disfrute, uso y comprensión del mismo sea singular y única. Parece que en esto estamos todos más o menos de acuerdo, pero no lo tenemos tan claro a la hora de materializarlo. Se habla de personalización, de turismo líquido, de punk-trips…  Y parece que en todos ellos el concepto está más o menos claro aunque no esa traslación a la realidad.

Hay una cosa que para mí está clara: un destino es insostenible sin una economía de escala. Es decir, hay servicios, gestiones, entornos, que han de ser gestionados desde un enfoque de escala: ofrecer el mismo producto o servicio muchas veces reduciendo al máximo los costes. La gestión de los destinos no puede soportar una personalización absoluta de la gestión, por lo que esa experiencia personalizada ha de contar con la participación del cliente/turista. Sólo desde la creación de un entorno gestionable por el viajero, éste puede construir su propia experiencia.

Los destinos no pueden proveer de todos los servicios que el viajero puede necesitar para crear su experiencia, pero tal vez sí de los elementos que sirvan para construir ese servicio. Si somos capaces de disponer de esos elementos, y lo que es igual de importante, comunicar de su disponibilidad al turista, los destinos podrán ser interpretados desde la individualidad.

Es posible que para ello necesitemos dos elementos: los medios sociales y las empresas abiertas. Los medios sociales son un entorno de comunicación potentísimo, que bien gestionado nos puede ayudar a llegar a todos nuestros segmentos. Si a esto le unimos un destino que desarrolla y favorece la creación de empresas abiertas el resultado puede ser el deseado por el viajero. Hablo de empresa abierta como empresas que están dispuestas a colaborar, a unir esfuerzos para la creación de nuevos productos, de compartir beneficios y una visión común del destino y del cliente en la que el objetivo no sea el corto plazo, sino la sostenibilidad y la satisfacción del viajero.

La gestión personalizada implica incluir al cliente en esa gestión, en la toma de decisiones y en la creación del producto. Como digo, es fundamental un enfoque de escala en la gestión del destino, pero también una gestión adecuada de nuestras relaciones con los clientes, de modo que formen parte activa del proceso y construyan junto con los gestores del destino y las empresas sus propios productos turísticos.

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