A veces no nos damos cuenta de lo que duelen los prejuicios, la discriminación y los estereotipos. Cuando te encuentras fuera de ellos nunca te paras a pensar en lo que de verdad significan, pero en realidad no es tan difícil formar parte de ellos…
Los niños visten de azul y las niñas de rosa
Un día, Jane Elliot (1977) quiso enseñar a sus alumnos de tercer grado el significado de los prejuicios. Sabía que todos ellos vivían una vida común, en familias acomodadas, y no había sito para la discriminación o los estereotipos.
Jane decidió dividir la clase según el color de ojos. Les hizo creer a los niños que los que habían tenido la suerte de nacer con ojos azules eran más listos, más majos, se podía confiar más en ellos. Además, la profesora les dio ese día privilegios diferentes : extendió su recreo, les dio premios, les prestó más atención…Por el contrario, a todos aquellos que no tenían los ojos azules les contó que eran inferiores que el otro grupo y les obligó a llevar una especie de collares para ser inmediatamente identificados.
¿Cómo respondieron los niños a los prejuicios designados por la maestra? Una clase que había sido siempre colaborativa y comunitaria se volvió de pronto competitiva, y discriminativa. Los niños de ojos azules no querían jugar con el resto, además los niños “inferiores” empezaron a pensar que de verdad lo eran y estuvieron más tristes y realizaron sus tareas peor, como si fuese verdad aquello que la profesora acababa de contarles.
Al siguiente día, la profesora les explicó que se había confundido, y que en realidad las cosas eran al revés. Los niños más listos y mejores eran los de ojos marrones y no los de azules. La situación del primer día se repitió cambiando los papeles.
La mañana del tercer día, la profesora les contó que todo lo que habían vivido en los últimos dos días había sido un ejercicio para que ellos pudieran vivir lo que significa la discriminación y el poder que los estereotipos tienen en la sociedad.
Los niños aprendieron el significado y todo lo que los prejuicios conllevan. Mientras estaban en sus treinta, la profesora volvió a quedar con ellos y les preguntó a ver si recordaban aquella experiencia que les hizo pasar cuando estaban en el colegio. Los alumnos se acordaban y además admitieron que gracias a ello se sentían más alerta de la discriminación y prejuzgaban menos que la gente de su entorno.
Los estereotipos son etiquetas que un día la sociedad nos puso y fuimos tan incrédulos de vivir con ello como si fuese verdad, como si fuese verdad que las rubias son tontas, que los chicos son mejores en matemáticas o que los médicos son los hombres y las mujeres las enfermeras. ..
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