Las Flores Silvestres de Oscar Wilde

Publicado el 24 diciembre 2009 por Bitacorock

Francamente no es gran cosa la historia que se acumula detrás de The Wilde Flowers. Sí lo es en cambio el aluvión de nombres de futuro brillo que inundó el jardín de estos narcisos de la estación psicodélica: Robert Wyatt, Kevin Ayers, Hugh y Brian Hopper, Richard y Dave Sinclair, Pye Hastings, Richard Coughlan, Daevid Allen y Graham Flight. La creme de la creme canterburiana.

Lo que habría de principiar como una simple aventura pop, alentada por esa efervescencia creativa que vivía Inglaterra a mediados de los ’60 en plena expansión a través de cualquier manifestación artística, estaría inevitablemente condenado a sentar un precedente de vanguardia.

Tras la alocada aventura abrazada al free-jazz que Daevid Allen encaró junto a Robert Wyatt y Hugh Hopper a través del Daevid Allen Trio, y la posterior partida de Allen hacia París, los dos tercios remanentes no habrían de cruzarse de brazos. Hopper trajo a su hermano Brian, al grupo se sumó el quinceañero canterburiano Richard Sinclair y no podía faltar a la cita el compinche de la Simon Langton School, Kevin Ayers.

Se dice que Ayers completó el elenco más por extravagancia que por algún talento musical escondido: era el único jovenzuelo de Canterbury que usaba el pelo largo! No tocaba ningún instrumento, pero su voz de barítono pronto agregó un componente exótico a la banda, exacerbado por el hecho de que había vivido seis años en Malasia. No serían estas sus únicas huellas visibles en el nuevo grupo: Ayers comenzó a estudiar guitarra y a manejar un pentagrama, a la vez que le otorgó un toque sutil al nombre The Wild Flowers. Adicionando una "e" a Wild no sólo se conformaba un título más bien chic, sino que de paso el grupete le rendía homenaje a uno de sus alma pater, el dramaturgo Oscar Wilde.

Brian Hopper (guitarra, saxo, flauta y voz), Richard Sinclair (guitarra y voz), Robert Wyatt (batería y voz), Hugh Hopper (bajo) y Kevin Ayers (voz) guiaron la punta del ovillo que habría de asomar a la escena inglesa allá por junio de 1963 conocida como The Wilde Flowers.

Muchachos de extracción jazzística eran casi todos, pero hete aquí que el primitivo repertorio de estas flores novatas los sorprendió en el terreno del soul (?) y recién un tiempo después sus covers viraron para el lado del jazz.

Ya desde sus primeras épocas los cimientos de la agrupación parecieron estar montados sobre arenas movedizas porque la rotación de sus miembros era moneda corriente. Por ende las grabaciones caseras de la banda, que saldrían a la luz con un histórico retraso de 30 años, invariablemente presentan alguna vacante o modificación en el lineamiento original.

Cuando en marzo del ’65 The Wilde Flowers presentaron su primer demo, también se despedían de ese lineamiento original desde el momento en que Ayers armó sus valijas para volar a Ibiza, España. La gravitación que tendría España para muchos de estos canterburianos ha sido crucial: precisamente bajo el sol peninsular Ayers y Daevid Allen comenzarían a trazar el contorno de lo que a futuro sería Soft Machine. A la postre, Kevin Ayers se convertiría en residente de larga data en Mallorca, tal como lo afirma en su correctísimo castellano durante esta entrevista de la TVE allá por 1980.

La voz de los Wilde Flowers se había quedado sin su barítono y fue cuando Robert Wyatt entendió que su tono tenor, frágil y 100% británico podría brindar el contrapunto perfecto. Inteligente movida desde el vamos. Por unos pocos meses, sin embargo, el cantante Graham Flight sería la voz líder del grupo hasta septiembre del ’65, en que el adolescente Sinclair abandona el barco con vistas a iniciar una carrera universitaria.

Es el turno de Richard Coughlan (batería) y Pye Hastings (guitarra y voz) mientras Wyatt se da el gran festín frente al micrófono... pero no por mucho tiempo. La tentación Soft Machine es irresistible, las señales de humo desde España enviadas por el terceto Allen-Ayers-Ratledge generan nubarrones entre las flores y... voilá, otra voz que se va. A mediados del ’66 Hugh Hopper sucumbe con similar premura al encanto de la maquinita de William Burroughs, seguido por su hermano Brian al año siguiente.

La margarita quedaría completamente deshojada allá por septiembre de 1967 cuando la casi totalidad de los miembros originales había emigrado a Soft Machine y los restantes Coughlan, Hastings y Sinclair acordaron aunar esfuerzos para concebir otra leyenda canterburiana: Caravan.

Y la historia comenzaba a escribirse.

No es casual que The Wilde Flowers no haya acusado entrada formal a un estudio de grabación durante sus cuatro años de existencia. Entre tantas idas y venidas, ¿cómo sería esto posible?

Por ende es más bien anecdótico que su material inédito haya visto la luz recién en 1994 con la edición del CD recopilatorio "The Wilde Flowers" que agrupa 22 temas, la mitad compuestos por Hugh Hopper y otros tres por su hermano Brian cuando fundó el spin-off Zobe. Otros cortes no contemplados en este álbum fueron a parar a la colección de cuatro CDs "Canterburied Sounds", editada entre 1998 y 2005.

El sabor de "Impotence" en este video (cuyas imágenes no corresponden a The Wilde Flowers sino muy probablemente a Soft Machine y hasta diría que a Matching Mole) transpira esa clásica psicodelia tan propia de la época.

Pocas veces en la historia del rock más refinado, el nacimiento de un movimiento de vanguardia se daría de la mano de una oscura banda pop, de manifiesta inestabilidad grupal que nunca llegó a grabar su álbum debut.

Pero claro, todo esto de por sí es más que original porque añade al mito de The Wilde Flowers. ¿O no?