Hoy me gustaría hablar acerca de la manera como enfocamos nuestra carrera de escritores. Es carrera, sí, señor, y es una de fondo, en la que el que no soporta la presión no llegará muy lejos.¿A qué presión me refiero? A la que nos vemos sometidos todos los escritores, seamos independientes o no. Un escritor debe dedicarse en primer lugar a escribir, es una perogrullada pero la digo porque en la actualidad hay escritores que dedican la mayor parte del tiempo a ver qué hacen otros, qué piensan otros, cómo les va a otros, en lugar de ocuparse de lo más importante: escribir buenos libros. Y, en general, los escritores que ponen más atención a lo que hacen los demás son los que menos bien les va con sus libros.
Comentarios como "no sé por qué mi libro no se vende"; "promociono todo el tiempo y no sirve de nada"; "los comentarios son hechos por amistades"; "fulano no es un bestseller"; "mis libros se piratean por miles y por eso no vendo"; "he mandado mi libro a muchos blogs, pero sin embargo no puedo entrar a las listas"... son indicativos de que no están enfocados en lo principal: escribir. Y escribir una buena historia. No una sino dos, tres, cuatro, ¡o más!.
Además, creo yo, son comentarios contraproducentes, porque la gente se dará cuenta de que si a pesar de tantos esfuerzos no leen sus libros, "por algo será".
En lugar de dedicar el tiempo a hablar de los demás o de lo mal que les va, ese valioso tiempo deberían de ocuparlo en crear la mejor de las historias. Yo no pierdo el mío enviando mi libro a los blogs de reseñas. Si desean reseñarlos ¡Qué bien! y agradecida quedo, pero que nadie diga que solicité una buena reseña o un comentario a cambio de mis libros. Creo que es la manera más honesta de llevar una carrera de escritora.
¿En qué otra cosa ocupo mi tiempo además de escribir? En promocionar mis libros, obviamente. Y muchos libros de otros, pero sin pedir compensación ni a cambio de nada. Lo hago porque me gusta y porque soy así.
Por eso cuando recibo un mensaje de alguien a quien he promocionado y dejo de hacerlo y me dice: "No estás promocionando mis libros". Me quedo de piedra. No es mi obligación. Así como no obligo a nadie a propagar mis libros, tampoco estoy obligada a hacerlo con los de alguien en particular. Claro, pongo más empeño en las novelas que me han gustado, creo que como cualquiera haría, pero soy libre de ayudar a quien yo desee.
Observarán que esta entrada tiene cierto regusto negativo, y tal vez estén en lo cierto. Últimamente las personas se han vuelto agresivas. O quizá hayan sido siempre así, y cuando encuentran la manera de descargar en otros su frustración van a por él sin importarles el ridículo. Pero nosotros, como buenos escritores, tenemos una carrera de fondo a la que hacer frente y no nos dejaremos amilanar por habladurías ni dimes ni diretes.
Enfoquémonos pues en lo nuestro. Hagamos cada vez mejores obras, y que sean ellas las que hablen por nosotros.
¡Hasta la próxima, amigos!