Del por qué nos interesan los verdugos y olvidamos a sus víctimas
Son pocas las ocasiones en las que los medios de comunicación nos dan la oportunidad de oír la voz de las víctimas más allá del momento en el que sucede la tragedia. ¿Será que no nos interesa? Por el contrario, llenamos páginas y páginas de los periódicos con rimbombantes titulares de sus verdugos: “En el asesino de la baraja vi la mirada del mal”, “El asesino de la Katana se casa…con su psicóloga”, “Bretón, probablemente el asesino más frío de España”.
¿Por qué nos atraen tanto las noticias que nos hablan de los que hacen pedazos vidas y sueños? ¿Por qué nos narran con tono grandilocuente sus macabras hazañas?
Queremos conocer sus pensamientos, personalidad, si tiene o no emociones, una enfermedad mental y sus motivos para matar. Nos despiertan interés y fascinación al atribuirles erróneamente cualidades que no les pertenecen. Sin pretenderlo seguramente, les elevamos a la categoría de personajes históricos, casi míticos e imitables por otros indeseables con necesidad de poder y unos minutos de gloría.
Sea como fuere soterramos a nuestras víctimas a un secular abandono. Mientras el agresor, en prisión, dispone de la posibilidad de seguir un costoso tratamiento individualizado para rehabilitarse y poder reinsertarse con éxito en esta sociedad ¿Quién se ocupa de la recuperación de las víctimas directas y sus familiares?
Nuestra legislación es del todo insuficiente en este aspecto y tremendamente categorial, depende del tipo de delito sufrido se cuantifica una compensación. Si a unos padres le arrebatan violentamente a su hijo, como mucho, tienen derecho a los gastos del entierro pero no se contempla sufragar el coste del tratamiento psicológico que posiblemente necesiten. Pensemos en Ruth, madre de los niños Ruth y José asesinados por su padre, y víctima indirecta de los asesinatos que al no depender económicamente de los menores tendrá que asumir ella misma dicho tratamiento. ¿Increíble? Sí, pero es la realidad de las víctimas en nuestro país.
Invito a todos, familiares, amigos, vecinos, profesionales (abogados, médicos, psicólogos, criminólogos, periodistas, jueces y magistrados, Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado) cargos públicos, medios de comunicación y sociedad en general a hacer la siguiente reflexión:
¿De qué modo puedo contribuir a lograr la visibilidad, el respeto y consideración de los que verdaderamente realizan las hazañas?
Sin duda, la más difícil. La de superar las heridas de la violencia sin hacer ruido y respetando el pacto social.
Las hazañas épicas son cosa de las víctimas no de verdugos.
¿En qué puedes tú colaborar?
atencionalavictima@psicopericial.com