Revista Literatura
Mis manos están heridas por las caricias que no te he dado como si el hielo me las hubiera quemado. También mi ojos están heridos de tristeza por todo el tiempo que no te he mirado y así todo mi cuerpo y toda mi alma. Me he convertido en una herida viva que camina por las calles de la ciudad que conversa con la gente en y que hasta ríe a veces con un dolor que nace en las entrañas. Pero en el fondo de mí supuran mis heridas lágrimas lágrimas que día y noche van quemando mis días.