Posted: 28 Jun 2017 07:26 AM PDT
A lo largo de la historia, son innumerables las mujeres artistas que han existido, pero muy pocas consiguieron ser reconocidas en el ámbito del arte. Actualmente y poco a poco, algunas comienzan a ser incluidas en los estudios de arte y en las grandes enciclopedias. Al mismo tiempo, las propias artistas reivindican tener un sitio propio. La realidad, sin embargo, es que aún queda mucho por hacer.
Históricamente, pocas fueron las mujeres afortunadas de contar con familiares pintores que estuvieran dispuestos a enseñarles sus técnicas, y aún menos, los que consintieran compartir sus estudios. Al estar excluida de la formación en las escuelas de arte, la mujer, inexperta en temas como la representación anatómica, solo podía aspirar a pintar temas que hoy se siguen considerándose menores, como bodegones o naturalezas muertas. Francine Van Hove dibujando en su estudio del natural. Detrás uno de los bocetos para sus cuadros de mujeres en torno a una mesa.
Y como si esto fuera poco, hay que añadir que han sido muchas las artistas a las que se les ha arrebatado la autoría de sus obras. Normalmente esto ha ocurrido en favor de sus cónyuges u otros familiares masculinos. El menosprecio hacía la figura femenina como creadora del arte es algo por todos conocido y se la relega al papel de simple "musa".
Su obra se encuentra repartida en colecciones públicas y privadas de Europa, América y Japón. Comercializa y expone su obra a través de la Galería Alain Blondel de París y la Galería Bellefeuill de Québec. También suele presentarse a la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC) de París y en exposiciones de grupo ha expuesto en Chicago, Estocolmo, Bolonia, Los Ángeles, Nueva Cork, Tokio, Miami, entre otras.
Las sensaciones que transmiten son de calma y bienestar. Una paz interior fruto de la seguridad de estar haciendo lo que deben hacer.
Fuente: Le miau noir