Antes de empezar con la historieta de mi abuelo, quería agradeceros otra vez, los comentarios que dejasteis en el anterior post de esta sección, me alegra ver que hay tanta gente con sentido del humor. Gracias por el apoyo, me alegra muchísimo que os gusten las historias de mi peculiar abuelo.
En otras ocasiones, ya os he comentado que mi abuelo era bastante tacaño (bueno, era más bien muuuy tacaño), por lo que esta característica de su personalidad, solía tener consecuencias bastante divertidas, en la mayoría de las ocasiones.
Mi abuelo era un enamorado de los ferrocarriles y todo lo que tuviera que ver con eso. Decía que le gustaba viajar en tren y sentir el chucuchú, además de poder contemplar el paisaje por la ventanilla "Esas llanuras interminables de Castilla" (nos decía). Como eran muchos de familia y no cabían todos en el mismo coche, decidieron viajar en tren... Imaginaros como debían de estar de contentos mi madre y mis tíos, pequeños como eran y haciendo un viaje tan largo (en aquellos tiempos si lo era) en tren.
En casa siempre hubo perros,porque mi abuelo era cazador, por lo que había que pensar como llevar a Anduriña, la perrita que tenían por aquel entonces. El día que mi abuelo fue a sacar los billetes para viajar, le dijeron que tenía que pagar medio billete si quería llevar a un perro y claro, eso supuso todo un dilema para él, ya que le parecía un abuso tener que pagar "por llevar un can". Finalmente, hizo lo que cabía esperar por una persona como él... no compró el billete y cuando llegó a casa, no dijo ni mú.
Y al entrar dentro del tren ya fue el no va a más...
Pues bien, mi abuelo con toda su parsimonia, colocó las maletas cuidadosamente y sacó de una de ellas, todos los periódicos que había estado guardando durante días y que nadie sabía para qué y les dijo que se sentaran en los asientos con los periódicos abiertos y la perra metida debajo de sus piernas, al lado de la ventanilla y así todo el viaje, con la intención de que el revisor, no la viera y así zafarse de pagar el billete.
La verdad es que el viaje salió como lo previsto y ya casi llegando al destino, en Medina del Campo, donde hacían el cambio de agujas y el tren quedaba parado un buen rato, mi abuelo decidió sacar a Anduriña un rato, para que estirara las patas y también hiciera algún pis "Voy a sacar a esta "perriña" un poco, que debe estar que no puede más". Mi abuela le dijo que no la sacara, porque lo iban a pillar con las manos en la masa y que si hacía algún pis, ella lo limpiaba como pudiera, pero que no se arriesgara. Total, él era muy cabezón y no le hizo caso y pensó que como era de noche, nadie lo iba a ver si iba con cuidado...
Revisor: "Señor ¿qué hace esa perra en el tren, lleva viajando con usted desde Coruña?El revisor no tuvo compasión de mi abuelo y le dijo que eso que estaba haciendo era una ilegalidad. Le cobró el billete de la perra y encima le multó...
Abuelo Antonio: "Si hombre, pero es una perra pequeñita y se porta muy bien, es muy "bueniña", no hace nada bla bla bla" (a ver que iba a decir el hombre... ¿que se la había encontrado allí?? pues no!!)
Ya lo sabéis, ¿quieres caldo? pues toma dos tazas... ¡¡Hasta mañana!!