Para empezar, no hay nada más antidemocrático que el afán de perpetuarse en el poder. Lo saben las democracias más antiguas y perfeccionadas del planeta, que por experiencia han implementado mecanismos para garantizar la alternancia en el gobierno. Hay países que permiten las reelecciones y otros no. Aparte de esta clasificación, queda espacio para las dictaduras, unas declaradas abiertamente y otras solapadas, bien ilustradas por gobiernos populistas que últimamente asolan Latinoamérica. No hace falta mencionarlos. Lula Da Silva, al menos tuvo la honradez política y suficiente estatura moral para no presentarse a una nueva elección, a pesar del gran apoyo popular.
Para desgracia nuestra, aquellos gobernantes que presiden naciones insignificantes (en el ámbito internacional) se sienten infalibles e insustituibles. Cuanto más chico el país, más megalómanos, ególatras y prepotentes, parece ser la seña de identidad. Evo Morales no podía ser la excepción. Al asumir su primer periodo, hasta lloró el hombre, emocionado, y emocionados los sectores deprimidos que depositaron su esperanza en él. Mientras aprendía los trucos del poder, rápidamente cambió el semblante y la actitud. Se rodeó de amigos bravucones (Correa, Chávez) y rehuyó de los consejos del prudente Lula. Y para variar, se llenó de una corte de políticos reciclados que con tal de gozar de privilegios le llenaron la cabeza de humo. Eres el más grande de todos los líderes indígenas. El mejor presidente que ha tenido Bolivia, le dedicó un libro un escritorcillo. El milagro más sorprendente: un indio llegando al poder después de 500 años. Hijo de la madre tierra, protector del planeta, el profeta de los humildes, guerrero del arcoíris, embajador internacional de la quinua y otros títulos rimbombantes que lejos de sonrojarle por la zalamería facilona, hicieron que se hinchara de vanidad, como la rana de los cuentos. Ahora se cree poco menos que imperecedero como los monolitos de Tiwanacu.
La casualidad quiso que la comparsa de la reina se llame así
Miren qué grande es la soberbia y qué pequeña e ignorante la sociedad. A pesar de que el precepto constitucional establece que no está permitida una segunda reelección, Evo ya se autoproclamó candidato para diciembre de 2104. Y eso que en un video de archivo sale declarando que “renunciaba a una segunda reelección por el bien del país”. Enfermo de amnesia, todavía tiene el desparpajo de considerarse demócrata y obediente de las leyes. Lo paradójico es que esa nueva Constitución que él mismo promulgó le corta de raíz sus aspiraciones prolongacionistas. Pues en un artículo transitorio se establece que para efectos de cómputo, se toman en cuenta los mandatos anteriores a la vigencia de la ley reformada. Si no queda claro, aquí transcribo el polémico artículo: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones” (Disposiciones Transitorias de la nueva CPE).Ahora nos salen con mil excusas, a cada cual más absurda, folclórica y retorcida. La más recurrente defiende el hecho de que la reforma a la Constitución se hizo durante la vigencia de la vieja república, ahora estamos dentro del estado plurinacional, son otros tiempos, dicen; por lo tanto, Evo va por su primer mandato, remarcan sus ministros y asesores y repiten como loros los jefes de base. El segundo argumento traído de los pelos, hace hincapié en que Morales, “en un gesto de desprendimiento”, solo ejerció cuatro años de los cinco establecidos durante su primera gestión, por lo tanto el mandato no cuenta, porque fue incompleto, dedujo lúcidamente el hombre más inteligente de la nación, el vicepresidente García Linera. Tal parece que Evo fue un presidente interino, invitado, ilegal, trucho, o chuto -como decimos popularmente en Bolivia-, durante su primer periodo. A partir de Evo entronado en Tiwanacu recién el tiempo corre y las leyes funcionan. Antes vivíamos en la oscuridad hasta que llegó el enviado de los dioses, trayendo luz y prosperidad. La revolución democrática y cultural le llaman sus escribanos al uso.
Aunque a algunos el ansia de perpetuarse nos parece inmoral, sin embargo no nos oponemos a la reelección continua. Siempre y cuando se haga en función de la institucionalidad y de las normas. Pero ahora resulta que quienes exigimos el cumplimiento de la ley somos de derecha, reaccionarios, neoliberales, etc. Los que la pisotean y la violan, son de izquierda, revolucionarios, patriotas y progresistas. Si Evo quiere volver a ser presidente, el procedimiento pasa por una reforma de la Constitución, tiene el rodillo parlamentario para efectuarla. Otra cosa es que tenga temor de someterla a referéndum como manda la misma. Y para demostrarnos lo democráticos que son, mandaron el recurso de consulta al Tribunal Constitucional, aunque según el presidente no hacía falta, tan orondo de sí mismo. Por si las moscas, disimular viene bien, porque está claro que los magistrados responden a la línea política del gobierno. ¿Recuerdan las “elecciones” judiciales que llevamos a cabo para dar una lección al mundo?...esperen unas semanas para conocer el fallo, que la sabiduría legendaria de Salomón palidecerá ipso facto.