-Buenas, ¿qué le pongo?
-20 de diésel
-¿Extra?
-No, no... Gracias.
Tras un breve silencio, el gasolinero arranca, amparado en un buff que le protege el cuello:
-Estoy sopa. Debo de haber pillado un virus o algo.
-Pues debe de ser una pasa. Además, con este frío...
-Ya.
-Pero bueno, al menos llevas buff y abrigo...
-Mi madre, que me obliga. Está en todo.
-Típico
-Las madres son las mejores.
-Ya te digo.
Y nos despedimos y me alejo en el coche, mientras pienso que no hay que razonarlo todo: la vida misma te hace concluir, con sobradísimas razones que obviamos al hablar, que las madres son las mejores.
(Blog Cartas en el olvido)