Las brujas somos reales, existimos, pero no somos como lo que han descrito por ahí. Las brujas de hoy pasamos desapercibidas en las sociedades en las que nos desenvolvemos. Algunos curiosos detectan nuestros inusuales intereses o habilidades adivinatorias —en mi caso, esporádicas—. Otros se sienten fascinados por uno que otro aspecto brujeril. Y nunca faltan los que se espantan por nuestra constante blasfemia de pretender adorar a una diosa interna, la diosa que vive dentro de cada bruja, en lugar del dios impuesto hace poco tiempo por algún emperador.
Ya no vivimos como antes, en adorables casas en lo más profundo del bosque. Nosotras hemos traído un poco de bosque a la ciudad. Algunas se adaptan más a la vida urbana que otras, trabajando en labores mundanas e incompatibles para las brujas, más es su increíble flexibilidad que las lleva a mantener viva a su bruja/diosa interior. Así hay brujas abogadas, periodistas, empresarias. Yo soy una bruja que he trabajado en muchas cosas.
Sobre el mito fuertemente difundido de que las brujas volamos en escobas, hay imprecisiones que hoy quisiera aclarar. La escoba es una herramienta ritual, la usamos a diario en nuestras casas. Las brujas tenemos una escoba que es la que mostramos al público, la escoba de plástico que sirve para eliminar el polvo y basura física que se acumula en casa. La otra escoba, la de bruja, la hacemos nosotras mismas, de ramas que encontramos en el bosque. Esa escoba nos sirve para eliminar la basura cósmica, invisible al ojo humano, pero que se apodera del bienestar de quienes viven en casa. Cada vez que hay un malentendido, la bruja barre los resentimientos y el rencor que pudiera haber quedado flotando en el ambiente. La limpieza es a diario, y para eso usamos las escobas.
Por tanto, queda aclarado que la escoba no es un medio de transporte. Para transportarnos a alturas desconocidas, y volar muy alto, usamos pócimas a base de plantas sagradas. Dichos vuelos de las brujas de mi estirpe, nunca son utilizados para hacer el mal. El vuelo es un ejercicio privado de auto exploración mística. Una bruja vuela responsablemente y de cada viaje atesora una enseñanza.
A las brujas nos gusta mucho el humo. Es por ello que las brujas solemos sahumar nuestras viviendas con la intención de que dicho humo arrastre malos pensamientos que pudieran estar colgados en el aire. El humo del incienso en cambio santifica el hogar como un lugar sacrosanto donde se comparte en familia, creciendo juntos en esta aventura tridimensional de la presente existencia.
Las brujas no solo visten de negro, las hay de todos los colores. Me caen más simpáticas las brujas auténticas que viven su esencia sin seguir modas o superficialidades inventadas por películas. Ya sean brujas de luz o brujas de las sombras, mientras te muevas según tu guía interior, sé la bruja que quiere ser.
© 2017, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND
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