Estas nubes no fueron observadas hasta 1885 y se piensa que pueden estar relacionadas con el cambio climático ya que su frecuencia, brillo y extensión son mayores en los últimos años. Se ha observado también que el agua expulsada por los lanzamientos de los transbordadores espaciales pueden formar este tipo de nubes.
La formación y evolución de nubes noctilucentes en la frontera entre la atmósfera y el espacio se ven influidas tanto por las condiciones atmosféricas como por el estado del entorno cósmico de la Tierra, principalmente la actividad solar, lo que explica que estas nubes presenten una modulación periódica vinculada a los ciclos de actividad solar de 11 años.
El 3% de los núcleos que forman cada cristal de hielo en este tipo de nubes tiene origen meteórico, ya que a estas alturas es donde se deposita gran parte de las partículas de humo procedente de los meteoritos.
El lugar más cercano al ecuador donde se ha podido observar este fenómeno fue entre los días 14 y 18 de junio de 2012 en el observatorio de Calar Alto (Almería).
Los cálculos indican que las nubes estaban ubicadas sobre o ligeramente al sur de los Pirineos
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