TODAS.
Contar la historia a todos de una forma veraz, en una orilla y en la otra de la ciudad es una vieja aspiración. Acabar con las mentiras, vengan de donde vengan, es algo que terminará haciéndose, si no en esta generación de investigadores de ambos bandos, será en la siguiente, o en otra más allá en el tiempo.
Conseguir contar la realidad histórica conjuntamente es uno de los primeros pasos a dar para dar ejemplo a ambas aficiones, dejando de usar la historia como arma arrojadiza, pero claudicar manteniendo esas mentiras en pos de un acuerdo es inadmisible, por una parte y por la otra. No se puede estar rogando y con el mazo dando, como suele decirse. No se puede tender la mano escondiendo un puñal en la otra.
Pero todas las revoluciones, como es esta, conllevaron sacrificios, además de los extraños, los propios. Dolorosos a veces. Arriesgados. Eliminando elementos anónimos distorsionadores que distraigan del objetivo, en ambos lados y con un plan a seguir a rajatabla.
La disposición de un equipo de investigadores organizado es total, además de con los historiadores de todos los clubes españoles, también con el club verdiblanco, con todos los agentes que crean necesarios para ello pero, insisto, no a cualquier precio.
Toda una declaración de intenciones y un reto en toda regla. Recojan el guante, nunca hubo una propuesta más clara que esta.
Aclaremos la historia de una vez por todas a todos.