Revista Fotografía
Las riendas de tu vida
Publicado el 26 septiembre 2018 por Atom CobaltoEn algún momento de la vida uno se da cuenta que es prisionero de sus silencios y esclavo de las palabras ajenas. Cuando te humillan, te calumnian, te juzgan sin pruebas y te desprestigian, llega un momento en que debes romper los formalismos y tomar las riendas de tu vida.
Parece fácil. Lo és. Pero no todos se atreven a dar el paso. Es lo que separa al fuerte del débil, al triunfador del perdedor.
No podemos permanecer inmóviles como los vagabundos de "Esperando a Godot" de Beckett que esperan en vano a un tal Godot que nunca viene. Esta trama, que intencionalmente no tiene ningún hecho relevante y es altamente repetitiva, simboliza el tedio y la carencia de significado de la vida humana.
Por eso hay que dar pasos, moverse, pasar de lo estático a lo dinámico aunque sean pequeños pasos casi imperceptibles. Se trata de deshacerse de ese"ancla" imaginario que nos inmoviliza día a día y nos hace quedarnos atrás.
Basta ya de vejaciones, de reproches e injurias. Mi valor no se mide por tu escala de valores. Yo no soy como tú. No soy como nadie. Soy una edición limitada de mi mismo. Ni más ni menos que nadie. Tan sólo diferente y único.
Haz de tu vida una obra de arte.
Hay que quemar, deshacerse, retirar esos libros de autoayuda y decirse: "Ya está bien de teoría, ahora toca demostrarlo". Y que no te importe quien caiga o se quede en el camino. Puedes tenderles una mano pero si no la aceptan, vuela! Déjalos en el suelo.
Deja que algunos mueran en su propio vómito, que se quemen en el mísmo ácido que sueltan y que queden como lo que son: basura.
Pueden inventarse una vida tuya en la que digan que eres un monstruo o un perdedor. Qué más da. Más pronto o mas tarde tropezarán y caerán. Eso no debe importarte porque sería darles un protagonismo que no se merecen. Hay que hacer como en las películas de fantasmas: si les das la espalda no pueden hacerte daño.
Y si alguien te hace daño realmente, ve a por él. No tengas Piedad. A veces el camino está lleno de piedras y no por ello vas a renunciar a llegar a tu destino. Hazte oir, hazte de valer y, sobretodo, camina hacia delante aunque te duelan los pies.