Las seis monedas.

Monedas, historia, reflexiones.

Eran las 20:42h , cuando Evans sentado al lado de su padre, miró por última vez el reloj, aún escuchaba el tic tac que no daba tregua al tiempo y que marcaba el final de una vieja historia que sin pudor lo confrontaba al dolor de la perdida, sintiendo que moriría a su lado y tropezando en medio de palabras que no encontraban la salida fuera de su boca, tomó la mano de su padre, hasta sentir que la fuerza perdiera la batalla y lo dejara ir.
Un día, cuando la herida de la falta, llamaba menos a las lágrimas, su madre le pidió venir. En sus manos, tenía una caja mediana que cuando Evans abrió, descubrió en ella, el brillo de seis monedas junto a cuatro palabras escritas en papel "para mi hijo adorado". Era joven, quizás demasiado para entender por que su padre le dejaría en herencia, algo tan valioso como el oro. Sin pensarlo prefirió guardar el secreto y colocó la caja en el fondo del hueco de un árbol donde su padre solía contarle historias, había sido su refugio común, durante los últimos 15 años. 
Los años pasaron y luego de haber terminado sus estudios, un "buen negocio" le permitiría instalarse cómodamente. Ya no estaba solo, ahora compartía su vida con Helena quien le daría un hijo, el próximo verano.
Desde hacía unos cuatro años era feliz pero la ambición que lo obligara, a invertir en  acciones que caerían a pico, terminarían por arruinar, el presente que se habían prometido.

Sin sorpresas y poco a poco el dinero se hacía escaso y las deudas se acumulaban. Por primera vez Evans se sintió aturdido, no le había pasado desde la muerte de su padre y fue en ese preciso instante que pensó en el legado que dormía hace años en aquel árbol y en silencio se dijo:

- ¿Si fuera esa, la solución?

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