Las super poderes del chándal gris

Publicado el 16 febrero 2015 por Etiperez
Ya iba siendo hora de jubilar el pantalón que tengo para estar en casa, más que todo porque no le cabe un agujero más y tampoco es cuestión de que pase mi vecina a por un poco de sal o venga el repartidor de Seur a entregarme un paquete de Ámazon y al abrir la puerta se me queden mirando con compasión,  como si acabase de venir de la puerta del supermercado de pedir una ayudita para comer, así que acompañada de mi descendiente nº 3  me voy a un mega almacén de los chinos a por un pantalón para estar en casa, me da bastante igual el color o la forma los únicos requisitos que busco es que sea  talla XXL para estar cómoda y que sea lo más barato posible porque lo de que me quede bien me da más igual, ahora no tengo a nadie a quién gustar estando en casa.Lo encuentro enseguida y lo meto en la cesta, es grande, feo, amorfo, mal cosido.... pero es lo que busco por 2,50 euros aunque como siempre la cuenta sube a 12,35 euros porque también cae en la cesta una libreta con las tapas en rosa fucsia, un pack de bolígrafos de colores con purpurina, un juguete para la pelusa que ladra en forma de topo de goma maloliente ... en fin un sinfín de mierdas que la mitad no funcionarán y la otra mitad acabarán en la basura antes de que acabe la semana, todo menos mi pantalón de chándal XXL que me acompañará durante los próximos meses.Al principio de ponérmelo no noto nada a no ser menos frío ya que al carecer de agujeros el aire no se puede colar por ellos, pero conforme pasan los días comienzo a sentir cosas raras,  cuando me los enfundo al llegar a casa se apodera de mí una fuerza sobrenatural que me hace poder con todo.Y ahora que ya han pasado un par de meses desde la compra estoy en condiciones de afirmar que este pantalón  tiene superpoderes y que cuando me lo pongo me convierto en una Súper-heroína.
La compra la hice dos o  tres después de la huida del que todavía hoy es mi marido y la gente de mi alrededor daba por sentado que me iba a sentar en una esquina a llorar esperando a que volviese, que se me iba a caer el mundo encima pero con lo que no contaban, ni yo tampoco, es que un pantalón de chándal me iba aportar la fuerza suficiente para sobrellevar esta situación, la dosis de paciencia necesaria para aguantar los envites de mis tres chicos y sus vaivenes emocionales que todo esto les ha provocado, el grado de concentración obligatorio para cuadrar los balances en mi trabajo por cuenta ajena,  la capacidad de acabar con la invasión de pelusas y polvo, de hacer la compra, las comidas y los montones de ropa sin el par de brazos que hasta hace poco colaboraban y ahora cuando llama a la puerta pidiendo perdón se queda ojo plático al comprobar que vivimos igual de bien o mejor y sufre en sus carnes el dicho de que "nadie es imprescindible".
Estoy tan orgullosa de mi que creo que me estoy enamorando y por eso me he comprado una tarta de chocolate rellena de mermelada de fresa y con forma de corazón y me la he regalado y me la he comido y  he celebrado San Valentín con la persona que más quiero, que es !a mí y a mi pantalón! 
Y mientras devoro la tarta me dedico a leer blogs, a descubrir que cuenta la gente en la red y me sorprendo al ver que lo que creía era una situación única no es así, que el mundo está lleno de heroínas vestidas con trajes que les dan poderes, descubro que nos contamos por cientos los que de la noche a la mañana nos encontramos con situaciones que creíamos nos iban a devorar y que al final, gracias a los superpoderes, devoramos nosotros.