Pero ayer leí una de esas frases y me marcó profundamente. Me llegó en un momento crucial, fue algo bastante oportuno. La frase venía a decir que muchas veces solemos comenzar relaciones de pareja cuando aún no nos hemos conocido a nosotros mismos, y buscamos nuestra “media naranja”, es decir, a alguien que complete nuestras carencias, y el problema es que esas relaciones nunca llegan a ser verdaderas relaciones. De manera que proponía seguir una serie de pasos antes de comenzar cualquier relación con otra persona:
- Conócete
- Acéptate
- Quiérete
- Muéstrate
- Conócete. Sinceramente, no me conozco del todo. Creo que es muy difícil conocerse al 100%, sino imposible. Pero, bajo mi punto de vista, este punto no trata de conocerse totalmente, sino más bien de intentar dejar de desconocerse. Vale, me voy a explicar. Dejar de ocultarse a uno mismo lo que uno es. Se trata de ser valiente, de dejar de fingir ser alguien que no somos porque nos da miedo que los demás vean cómo somos verdaderamente, o todavía más peligroso, porque nos da miedoencontrar algo en nosotros que no nos gusta. Debemos permitirnos conocernos a nosotros mismos, con lo bueno y lo malo, nuestras luces y nuestras sombras.
- Acéptate. Es el siguiente paso. Sé consciente de quién eres y acéptate, no te castigues, no te escondas.
- Quiérete. Muy unido al anterior, sin duda. Se trata de sentirse a gusto siendo quienes somos. Hemos vencido el miedo al rechazo propio y ajeno, nos hemos aceptado y ahora sabemos cómo somos. Pero claro, no solo vale con aceptarse, sino que hay que quererse, valorar lo que somos. Muy relacionado con la famosa frase de “primero hay que quererse a uno mismo para que los demás nos puedan querer”.
- Muéstrate. Esto ya tiene que ver con el exterior. Ya estamos en paz con nosotros mismos y ahora no debemos tener miedo a mostrarnos tal como somos a los demás. Si no me equivoco, lo que se reflejaría es una persona segura de sí misma. Esta persona se conoce, se ha aceptado, es consciente de sus limitaciones y vive en paz consigo misma. Ahora solo le queda hacer conocer al mundo el esfuerzo de su trabajo personal interior. Si lo anterior se ha hecho correctamente, este debería ser el paso más fácil, ¿no?
¡Nos vemos en el próximo té!